No existe calidad, ni calidez ni atención integral a la persona, sin humanización. Y ¿cómo humanizar en esta nueva cultura?
¿CUÁL y CÓMO ha de ser vuestro Servicio en esta situación compleja y difícil, en el marco de la nueva cultura, que es Pragmática –el progreso, como valor fundamental y la aspiración común de poseer, de acaparar–, cultura del Bienestar –calidad de vida y consumismo a ultranza–. Si sólo cuenta el PRESENTE, por definición, instantáneo y escurridizo, hay que vivirlo a tope, sacar de él todas las posibilidades de gozo y de placer…? ¿Cómo asumir, cantar y llorar, acompañar y padecer, evangelizar y a nuestro pueblo en esta tierra nuestra?
Se trata del retorno a la persona humana integral, a la sociedad poblada de personas libres, responsables, solidarias, que comparten, abierta a la Trascendencia, al TOTALMENTE OTRO.
La persona está en el centro; se le considera ALGUIEN, una persona portadora de valores, con necesidad de mantener relaciones humanas personales, afectivas, incluso más que los demás por su situación sicológica.
La persona está humanizada cuando las relaciones, el trabajo, autoridad, sentimientos giran en torno a ella, buscan su felicidad, recibe respuestas humanas, educadas, educativas a sus necesidades y problemas.
Todo proceso humanizador, pide personas vocacionadas, capacitadas, en proceso de formación permanente y con el cariño del buen samaritano.