Portugal acude a las urnas sin debatir sobre la eutanasia

El país luso afronta este domingo elecciones anticipadas tras la imposibilidad de aprobar un nuevo presupuesto. Según los sondeos, la disputa sigue abierta entre el socialista António Costa, actual presidente, y el conservador del PSD Rui Rio, con ventaja para el primero.

Los comicios llegan en el primer aniversario de la reelección del presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, que ha vetado la ley de eutanasia en dos ocasiones. Esta cuestión no se está debatiendo en la campaña, según explica a Alfa y Omega Octávio Carmo, de la Agência Ecclesia. Por eso, tanto obispos como entidades católicas vienen pidiendo durante la campaña a los partidos políticos que muestren claridad en sus posicionamientos.

«Apelamos a la participación democrática de los ciudadanos el próximo día 30 de enero y pedimos a los partidos que presenten con claridad sus propuestas sobre los grandes problemas de la sociedad», se puede leer en un comunicado de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Portuguesa.

La Asociación de Juristas Católicos de Portugal se une a esta petición tras constatar que muchas de las propuestas polémicas que se plantearon en la anterior legislatura no estaban incluidas en los programas electores. «Sucedió con la legalización de la eutanasia y del suicidio asistido, con el reglamento de aplicación en los colegios de la ley de autodeterminación de la identidad de género, de la legalización del cannabis o de la ampliación de los plazos para el aborto», explica.

¿Repetirá la coalición de izquierdas?

Según Raquel Abecasis, analista política en el diario Observador y en CNN Portugal, lo que se dirime en estas elecciones es si de ellas va a salir un panorama político semejante al anterior, con una victoria socialista y una mayoría de izquierdas, o si vence el PSD –de centroderecha– y consigue un entendimiento estable con los partidos a su derecha. «No va a haber grandes diferencias entre los más votados», añade.

A favor del PSD corre la situación económica –salarios bajos y dificultad para crear empleos de calidad–, pues propone una estrategia de crecimiento, mientras que al Partido Socialista le favorece el miedo «a perder derechos en favor de la economía».

«En resumen, el resultado de las elecciones es completamente imprevisible. Solo el día 30 sabremos si pesó más en el voto de los portugueses el deseo de cambio o el miedo a lo desconocido. Luego habrá que hacer números para comprobar si las próximas elecciones están a la vuelta de la esquina o tendremos un Gobierno para cuatro años», concluye.