Por un pacto de Estado contra el paro juvenil - Alfa y Omega

Por un pacto de Estado contra el paro juvenil

España es líder de Europa en desempleo entre los jóvenes. Sumemos esfuerzos para que desarrollen sus proyectos vitales

Alfa y Omega

España se ha afianzado como líder de Europa en desempleo entre los jóvenes. Según acaba de publicar Eurostat, la tasa de paro entre los menores de 25 años se situó en abril en un 38 %, una cifra que supera en más de 20 puntos la media de la Unión Europea (17,2 %) y que casi duplica la de los vecinos Portugal (20 %) y Francia (19,5 %). A falta de los datos de Grecia, solo Italia, con un paro juvenil de 33,7 %, afronta un drama de la misma magnitud.

En este contexto, como alertó el Papa en un encuentro hace unos días con jóvenes del Proyecto Policoro –una iniciativa de la Iglesia Italiana que combate el desempleo con formación y apoyo al emprendimiento desde la doctrina social de la Iglesia–, muchos «sufren depresión» e incluso se producen suicidios. Otros «están desmotivados», «atascados en la vida» o «han dejado de soñar con un mundo nuevo», lo que «es triste» porque «la vocación de un joven es soñar». Y al final hay dos opciones: instalarse en algún punto entre la indiferencia y la resignación, o tirar de «ingenio y creatividad», en palabras de Francisco, para buscar soluciones sabiendo que «ocuparse del trabajo es promover la dignidad de la persona».

Frente esta lacra no caben recetas caducas. Ni excusas. Ni apriorismos. Está bien que el Gobierno anuncie que va a destinar parte de los fondos europeos a esta materia y medidas de urgencia, pero sobre todo hace falta sumar esfuerzos, analizar qué está fallando en la formación y en la contratación, y generar incentivos para que los jóvenes puedan acceder al mercado laboral y desarrollar sus proyectos vitales. En esta suerte de pacto de Estado contra el desempleo juvenil se han de implicar los partidos y los distintos niveles de la Administración, los centros formativos –como reconoce el nuevo rector de Comillas en estas páginas–, las empresas y los sindicatos… y, por supuesto, los propios jóvenes. Por ellos y por el futuro de todos.