Policías, periodistas y profesores podrán formarse sobre las sectas - Alfa y Omega

Policías, periodistas y profesores podrán formarse sobre las sectas

El experto Luis Santamaría dirige un curso sobre estos grupos, las vulnerabilidades psicológicas de las que se aprovechan y el riesgo que suponen para el Estado

Rodrigo Moreno Quicios
Un grupo de personas, miembros de una iglesia evangélica, en oración en Brasilia
Un grupo de personas, miembros de una iglesia evangélica, en oración en Brasilia. Foto: AFP / Evaristo Sa.

«No exageramos si decimos que todos los días nacen nuevas sectas buscando nuevos nichos de mercado, no solo en el sentido económico, también en el sociológico y humano», opina Luis Santamaría, investigador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) y director del Curso Técnico Avanzado sobre Sectas y Seguridad del Estado. Es una formación ofrecida por la consultora Protec-Act que arrancó el 3 de junio, durará dos meses, se podrá completar semana a semana a través de internet y que tiene la matrícula abierta hasta el viernes 7.

Según explica Santamaría, el curso que dirige pretende abordar «los fundamentos del fenómeno sectario desde una perspectiva interdisciplinar», comenzando por su vertiente sociológica «y con un especial enfoque en Iberoamérica y España». Un segundo punto clave de la formación es la «perspectiva psicológica», que se abordará «sintetizando los estudios principales en lengua española sobre persuasión coercitiva y abuso psicológico grupal». Durante este bloque se profundizará asimismo en «la realidad de las víctimas y los daños sufridos», así como en los posibles «procesos de recuperación» y el modo en que «la interacción entre el líder y sus adeptos es fundamental en la dinámica grupal».

Una tercera área de estudio, «que será la más novedosa», es el área legal y policial «y todos los riesgos que pueden implicar las sectas para la seguridad del Estado». Por ello, aunque la formación «está dirigida al público general», Luis Santamaría la recomienda especialmente para «profesiones que estén vinculadas a la psicología, el derecho y las fuerzas de seguridad del Estado». «Hace dos semanas hicimos una jornada técnica de carácter gratuito y la mayoría de los que se matricularon fueron agentes de varios países iberoamericanos», apunta.

También para periodistas

Este curso sobre sectas también está pensado para «educadores, trabajadores sociales y medios de comunicación». «Los periodistas juegan un papel muy importante en estos fenómenos. Solo una información bien fundamentada puede convertirse en formación y prevención», considera. Por ello subraya que «los profesionales de la comunicación tienen que conocer muy bien la dinámica de esos grupos, saber cuál es el daño que sufren las víctimas y el grado de credibilidad de las sectas que viven de su imagen pública».

Santamaría advierte de cómo «ante cualquier información veraz» sobre las sectas, estas reaccionan enseguida «con escritos de réplica». O en el peor caso, acuden a «bufetes de abogados para acabar con la libertad de expresión», que describe como «un arma fundamental para contrarrestar a las sectas».

Como ejemplo concreto cita a «los Testigos de Jehová, que en España han puesto tres demandas a su asociación de víctimas». «Llevan un año enviando escritos de rectificación en los que he aparecido a raíz de mi último libro [A las afueras de la cruz] porque es una de las sectas que analizo en él», denuncia. Al igual que «han llegado a demandar al ABC o a El Mundo» por las informaciones publicadas sobre el ellos.

El experto en sectas opina también que «el triste caso del cisma de las clarisas de Belorado, con esa pequeña secta que hay detrás, es una muestra muy clara de hasta dónde pueden llegar las sectas en sus actividades de proselitismo y manipulación». Y se muestra sorprendido de «cómo un grupo tan pequeño ha sido capaz de hacer un daño tan grande».

La secularización ha llevado a la credulidad

Según Luis Santamaría, aparte de las puramente religiosas, hoy día también nacen sectas relacionadas con la bolsa, la alimentación o el desarrollo personal. Sus gurús «van buscando temas de interés, necesidades sociales o personales» y acaban presentándose «como una salvación en el sentido clásico y espiritual o en el de la prosperidad material, el éxito, la fama y la estabilidad psicológica».

A su juicio, «el mundo contemporáneo no ha pasado de la creencia a la increencia» sino a «la credulidad». «La secularización y la pérdida de la relevancia de la fe en Occidente no han sido paralela a un proceso de escepticismo ni de mentalidad crítica, sino que se ha vuelto a las supersticiones del pasado y miedos ancestrales a lo desconocido», diagnostica.