Con motivo de SURGE MADRID, III Muestra de Creación Escénica, las salas madrileñas se llenan de teatro, de buen teatro. Espacio escénicos que van desde un garaje a un taller mecánico; lo importante —en cualquier caso— es la oportunidad de sacar a la luz la magia de las letras y el buen hacer de los profesionales del teatro a escena. Jóvenes y no tanto son los dramaturgos y dramaturgas que se esconden tras las filas de esta generosa programación que se prolongará hasta el 29 de mayo para deleite de los madrileños.
Una de estas piezas es Placenta que «asalta» el Teatro Guindalera, escrita y dirigida por Julio Provencio. Una obra que aborda temas como la muerte, el terrorismo, la inmigración, el 15-M… Siempre puesta la mirada en la búsqueda, que de eso se trata. Al fin y al cabo, todos los personajes anhelan primero encontrarse a sí mismos (que ya es) y después saber cuál es su camino. Todos sin excepción escribimos una historia; todos los personajes de Provencio también, sin excepción, salen a la búsqueda de un sendero, más o menos marcado, para recomponerse.
La historia es aparentemente sencilla. Una prostituta, un padre y su hija. Salta a la vista que hay algo que les une. Esa búsqueda de la que hemos hablado antes, como es natural. Una joven aparece golpeada y amoratada en el piso de una mujer que lleva ejerciendo la prostitución desde los diecisiete. A partir de ahí, de curarle las heridas del cuerpo y del alma, algo resurge en el interior de esa joven para que decida iniciar su camino, no el que le han marcado desde la infancia. Recordará un sueño –que no pesadilla– que siempre se repite, también sus años en el País Vasco en los años duros del terrorismo; rememorará a su madre… ¿Y su padre? Está claro, sale de casa a buscarla y termina sentado en unas dependencias policiales a la espera de respuestas. Porque si bien la obra está planteada sobre el monólogo de cada uno de los personajes, los porqués sobrevuelan constantemente en el escenario. No hay nada mejor que preguntar, no hay nada mejor que dudar.

Es una obra intensa, se lo advierto. El 15-M se convierte en el punto de partida de los convulsos tiempos en los que nos movemos desde entonces. Las tres generaciones lo que hacen es revisarlos –a su manera- para reflexionar en qué las cosas han cambiado, en qué hemos cambiado nosotros. Si todavía están pensando la respuesta, les adelanto que no les queda más remedio que acercarse al Teatro Guindalera para averiguarla.
¿Los actores? Brillantes, de verdad. Sostienen textos de una emoción y un dramatismo bárbaros. Uno en ocasiones se siente incómodo en el asiento con tanta verdad sobre las tablas. Neus Cortés, José Luis Alcobendas y Aurora Herrero son los responsables de erizar el vello y degustar las palabras. Poéticas, por cierto, porque también hay mucha poesía. Se nota que Julio Provencio piensa en metáforas por casa…
La obra habla de lo que hemos sido, somos y seremos. Habla también de la posibidad de migrar para prolongar la búsqueda. Habla de la pérdida en forma de poesía. Habla de lo que no sé sabe que vendrá pero lo que sí se espera que sea: una vida donde las heridas se vayan curando poco a poco y donde se pueda calibrar la culpa.
Vayan a ver la obra. Vayan a vivir la obra. Vayan a mirarse en el espejo de Placenta para comprenderse un poquito más de lo que somos y seremos.
★★★☆☆
Teatro Guindalera
Calle Martínez Izquierdo, 20
Diego de León
Hasta el 29 de mayo
