Pizzaballa celebra las negociaciones entre Israel y Hamás… pero «el conflicto continuará»

Pizzaballa celebra las negociaciones entre Israel y Hamás… pero «el conflicto continuará»

El patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, espera que las negociaciones que arrancan en Egipto traigan «alivio» a Gaza. Convoca una jornada de ayuno y oración el sábado 11 de octubre

María Martínez López
El presidente estadounidense Donald Trump, impulsor de las negociaciones, con Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca el 29 de septiembre.
El presidente estadounidense Donald Trump, impulsor de las negociaciones, con Benjamin Netanyahu en la Casa Blanca el 29 de septiembre. Foto: CNS / Reuters / Kevin Lamarque.

Las conversaciones entre Israel y Hamás que arrancan este lunes en Egipto son «un primer paso importante y largamente esperado», ha aplaudido el patriarca latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa. En un comunicado difundido este domingo por el Patriarcado, Pizzaballa saluda la posible liberación de los rehenes israelíes, de algunos presos palestinos y el cese de los bombardeos y las ofensivas militares.

Con todo, reconoce que «nada está totalmente claro o definido todavía. Quedan muchas preguntas sin contestar». Por eso, aunque «no debemos engañarnos», se reconoce complacido de que «haya algo nuevo y positivo en el horizonte». Afirma esperar el momento de alegrarse con las familias israelíes y palestinas de los liberados.

Pero «sobre todo por el fin de las hostilidades, que esperamos que no sea temporal y que traiga alivio a los habitantes de Gaza». En el mismo texto, Pizzaballa convoca un día de ayuno y oración por la paz el sábado 11 de octubre, uniéndose a la convocatoria del Papa León XIV.

El patriarca recuerda que los últimos dos años —el comunicado se publica en vísperas del 7 de octubre, la fecha del ataque terrorista de Hamás contra Israel que desencadenó la guerra— han estado marcados en Gaza por «continuas masacres de civiles, hambre, repetidos desplazamientos, acceso limitado a los hospitales y la atención médica, falta de higiene». También por el hecho de que decenas de personas siguen «retenidas contra su voluntad».

El fin de la guerra, «que parece muy cercano, marcará por fin un nuevo comienzo» para el mundo entero. Aun así, «debemos seguir siendo realistas. Queda mucho por hacer para dar a Gaza un futuro pacífico», en un camino «traicionero» y un contexto «problemático».

«No se han afrontado sus raíces»

«No sabemos si esta guerra terminará de verdad, pero sabemos que el conflicto continuará porque sus raíces todavía no se han afrontado», alerta el patriarca. Además, «la situación continúa deteriorándose en Cisjordania». Las comunidades cristianas, especialmente en los pueblos pequeños, «se enfrentan diariamente a todo tipo de problemas». Entre ellos, «están cada vez más rodeados y sofocados por ataques de colonos», ante los que no reciben protección suficiente.

Este contexto seguirá marcando la vida de la Iglesia durante mucho tiempo. Cualquier decisión pastoral, explica el cardenal, está condicionada por cuestiones como la apertura o cierre de fronteras y carreteras, la seguridad y la concesión de permisos. A ello se suma la incertidumbre por «la falta de claridad sobre las perspectivas de futuro».

Pizzaballa durante la visita de los patriarcas y cabezas de Iglesias a Taybeh, en Cisjordania, en julio tras varios ataques de colonos
Pizzaballa durante la visita de los patriarcas y cabezas de Iglesias a Taybeh, en Cisjordania, en julio tras varios ataques de colonos. Foto: CNS.

Pero, en medio de todo ello, «como Iglesia estamos llamados a decir una palabra de esperanza, a tener el valor de ofrecer una narrativa que abra horizontes y construya en vez de destruir». La guerra «ha desafiado nuestras conciencias y provocado la reflexión», por ejemplo por el impacto de «la violencia desproporcionada» en el alma de tantos en todo el mundo.

«El enfado, el resentimiento, la desconfianza, el odio y el desprecio dominan con demasiada frecuencia nuestro discurso y contaminan nuestros corazones», en una concreción del «misterio de iniquidad». En el mismo sentido, «el poder, la fuerza y la violencia se han convertido en el principal criterio» en el que se basan «los modelos políticos, culturales, económicos y quizá incluso religiosos». Sin embargo, a la vez «también hemos sido testigos de la reacción indignada de la sociedad civil a esta lógica arrogante».

Prueba para la fe

Todo ello «ha sido una prueba para nuestra fe», admite Pizzaballa. Cita la distancia entre lo dramático de los acontecimientos y la vida de oración, la manipulación de la religión y «el odio profundo que nos invade». «Solos no podremos comprender este misterio». Por ello, «siento una llamada aun más urgente a mantener nuestros ojos fijos en Jesús» para poder «mirar a la realidad con nuevos ojos».

Rosario por la paz en la mañana de este lunes, en la parroquia de Gaza.
Rosario por la paz en la mañana de este lunes, en la parroquia de Gaza. Foto: Gabriel Romanelli.

Frente a la narrativa de los últimos años, «Jesús hizo del amor que se hace don y perdón la elección de su vida». Lo manifiestan unas heridas que son «signo de la capacidad de sufrir por amor». Y tras ello llega la Resurrección. La Iglesia está «llamada a testimoniar con renovada energía su fe» en este misterio. «Cuando todo parece dividirnos, declaramos nuestra confianza en la comunidad, el diálogo, el encuentro y la solidaridad que maduran en la caridad».

De esta fuente nacen las opciones de la Iglesia, asegura el cardenal. «Nuestra decisión de quedarnos, cuando todo nos exhorta a irnos, no es un desafío sino un acto de amor». Sus denuncias sobre lo que ocurre «no son una ofensa a ninguna parte sino una llamada a atrevernos a tomar un camino distinto al de los ajustes de cuentas». En el mismo sentido, también da las gracias a las «muchas personas en Tierra Santa y en todo el mundo que están dando un paso adelante para mantener vivo este deseo de bien y están comprometidas a apoyar a la Iglesia de Tierra Santa».