Para encontrar el amor de verdad - Alfa y Omega

Para encontrar el amor de verdad

En la pastoral de la Iglesia hacia los homosexuales «se puede constatar una gran laguna»: es la apreciación del profesor Juan José Pérez Soba, catedrático de Moral Fundamental en la Universidad San Dámaso. Sin embargo, tras este necesario examen de conciencia, es preciso decir que la Iglesia es la única institución «que comprende profundamente el problema» de estas personas, y les ofrece «la verdad propia del amor»: la familia

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«La primera tarea de la Iglesia es anunciar la verdad, en el sentido específico de una verdad que sea la propia del amor»: éste es el punto de partida de la atención pastoral hacia las personas homosexuales, según el profesor Juan José Pérez Soba, catedrático de Moral Fundamental en la Universidad San Dámaso, de Madrid. Sin embargo, «por desgracia, en la actualidad se ha de constatar una gran laguna en la Iglesia en este sentido». Las palabras del profesor Pérez Soba forman parte de su intervención en el Simposio sobre La cuestión homosexual, organizado en Roma por el Instituto Pontificio Juan Pablo II y por la Congregación para la Doctrina de la Fe; han sido recogidas en el volumen Amare nella differenza (Amar en la diferencia), que está siendo difundido por la Santa Sede y que recoge las Actas de dicho encuentro, en el que participaron expertos en teología, psiquiatría y pastoral, algunos de ellos españoles, como Juan José Ayán, Ángel Rodríguez Luño, Aquilino Polaino, José Noriega o Andrés Ollero.

En el Simposio, Juan José Pérez Soba constató que «los modelos educativos vigentes, incluso dentro de la Iglesia, generalmente se contentan con una vaga referencia a los valores». Más aún, «posiblemente, lo que más dificulta actualmente la pastoral de las personas homosexuales es la profunda ignorancia, también dentro de la Iglesia, sobre esta realidad. No basta simplemente calificar los actos homosexuales como inmorales. La comprensión real de las personas homosexuales, muchas de las cuales no han elegido serlo, y que viven esta condición como una prueba, es parte de esta pastoral». El profesor Pérez Soba constató que, «en el tema de la homosexualidad, falta todavía una mínima claridad en cuestiones básicas, aunque para todos esté muy claro que la posición de la Iglesia católica es la única que puede oponerse con fortaleza a la presión sistemática de los lobbys homosexuales, y que comprende con especial profundidad el problema, frente a la pretendida normalidad de la homosexualidad que se va aceptando socialmente».

La familia, punto de referencia

El punto de referencia básico en la pastoral hacia los homosexuales es, sin duda, la familia: «Es en este marco donde se ha de integrar cualquier posible pastoral de las personas homosexuales; porque es en él donde se encuentran las referencias básicas que permiten dar respuesta a las difíciles cuestiones que se despiertan al acercarse al fenómeno de la homosexualidad. Esta toma de postura supone como base firme que existe un desorden moral en la homosexualidad y que requiere siempre tomar como referente real el orden verdadero, para poder tratar adecuadamente el hecho desordenado», señaló Pérez Soba.

Por ello, en un primer momento, es necesario «ofrecer a los pastores, a nivel divulgativo, una serie de materiales sencillos, pero clarificadores, para un primerísimo acercamiento al tema»; en ellos, «como primer paso, se ha de desenmascarar la pretensión de solucionar un problema diciendo simplemente que no existe; o que es la presión social la que hace sentirse mal y diferentes a las personas homosexuales». En un segundo momento, «se debe promover un cambio en la presentación pública (de la pastoral de la Iglesia en este terreno): a pesar de la decisiva clarificación de la posición de la Iglesia, la apariencia que se ha dado todavía es la de una pura negatividad respecto de las personas homosexuales».

Los pasos necesarios

Más concretamente, «es necesario hacer llegar a estas personas el mensaje del Evangelio sobre la homosexualidad. El punto clave es encender una esperanza. Ciertamente, no hay que prometer cambios espectaculares ni curaciones milagrosas, sino ante todo un camino». Después, hará falta «determinar el origen de la homosexualidad, en el tiempo en el que ha aparecido y en el modo de vivirlo». Éste es el momento «de aclarar las heridas que la homosexualidad ha podido dejar en la persona: se trata de frustraciones profundas, en muchos casos, de un desprecio de sí mismo debido, sobre todo, a haber vivido, como ocurre frecuentemente en el caso de la homosexualidad masculina, en un entorno de promiscuidad muy despersonalizante, con repetidos actos de abandono a la propia debilidad que dejan una fuerte impresión de esclavitud». En el proceso de sanación, «en muchos casos se ha de considerar la atención terapéutica de profesionales cualificados», así como «resulta conveniente una comunidad de referencia para encontrar un camino de crecimiento personal: una comunidad eclesial para recuperar un sentido de felicidad verdadera».

Una historia de amor

El profesor Pérez Soba concluye que, al final, «una vida feliz es una historia de amor; y esto no es un imposible para una persona homosexual. Si podemos afirmarlo con esperanza es por apoyarnos en la promesa del Buen Pastor, que nos ofrece una vida abundante».

Para conocer más sobre el fenómeno de la homosexualidad y sobre la atención a las personas homosexuales, se pueden visitar las siguientes páginas web:

https://www.obispadoalcala.org/homosexualidad.html; www.esposiblelaesperanza.com; y www.esposibleelcambio.com.