Palma ya cuenta con Stella Maris «para servir a los tripulantes de los cruceros» - Alfa y Omega

Palma ya cuenta con Stella Maris «para servir a los tripulantes de los cruceros»

El Apostolado del Mar abre un centro en el puerto que atenderá las necesidades de los tripulantes

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un crucero hace su entrada en el puerto de Palma
Un crucero hace su entrada en el puerto de Palma. Foto: Amic Hoteles Hotel Horizonte.

En el puerto de Palma de Mallorca, la acogida y el apoyo a los marinos y tripulantes que echan el ancla en sus muelles se ha consolidado gracias a la apertura el pasado jueves de un nuevo centro de Stella Maris – Apostolado del Mar España, departamento dependiente de la Conferencia Episcopal Española. Ricardo Rodríguez-Martos, su director, destaca que el objetivo principal es «garantizar que, como en todo puerto de una mínima importancia, se disponga de un centro que ofrezca atención a los tripulantes de los barcos y, en general, a la gente del mar».

El establecimiento de Stella Maris en Palma es el resultado de una decisión diocesana, impulsada por Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, quien durante algunos años fue auxiliar en Barcelona y, por lo tanto, conocía bien el funcionamiento de la organización allí. Ahora, gracias a la colaboración con la Autoridad Portuaria de Palma, el Ayuntamiento de Palma y el Gobierno de las Islas Baleares, se ha logrado habilitar un local en el puerto para este fin. Su responsable es Nadal Bernat, sacerdote de Mallorca y director del Stella Maris de Palma.

«A lo largo de los últimos meses, este espacio ha sido acondicionado para brindar una atención integral a los tripulantes. Estos, en ocasiones, no solo se enfrentan a condiciones laborales complejas, sino que también requieren asistencia en cuestiones espirituales y legales», señala Rodríguez-Martos Esta cooperación interinstitucional se enmarca dentro de la Ley de Puertos, que establece la obligación de contar con espacios destinados a asistencia humanitaria. Además, el Convenio de Trabajo Marítimo de 2006 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) también respalda la creación de estos lugares de apoyo, donde la Iglesia juega un papel fundamental. En la mayoría de los casos, es la que lleva la iniciativa de sacarlos adelante.

Por ello, Rodríguez-Martos subraya que la asistencia a la gente del mar «no es responsabilidad de un solo actor, sino de toda la comunidad portuaria». En este sentido, señala como clave la figura del Comité de Bienestar de la Gente de Mar, «en el cual participarán todos los agentes del puerto, incluyendo a Stella Maris. De esta forma, la colaboración no se limita a la Iglesia, sino que se extiende a todos los involucrados en el entorno portuario».

El obispo de Mallorca bendice los nuevos locales
El obispo de Mallorca bendice los nuevos locales. Foto: Bisbat de Mallorca.

El puerto de Palma, uno de los más activos del Mediterráneo, recibe principalmente ferries, que permanecen solo unas horas, y barcos de cruceros que hacen estancias más largas. Los barcos de carga son los menos frecuentes. En este panorama Stella Maris «busca hacer llegar su mensaje y sus servicios a los tripulantes de estos barcos». Así, además de ofrecer asistencia espiritual, a veces en forma de Misas, la organización también proporciona servicios más prácticos, como la recepción de paquetes comprados online y guardados hasta que los tripulantes puedan recogerlos.

«También está la posibilidad de ofrecer apoyo laboral. En algunos casos, los tripulantes pueden enfrentarse a situaciones de irregularidad. Stella Maris cuenta con el respaldo de abogados afines que pueden ayudar cuando es necesario», señala su director. En este sentido, cuenta que el mundo de los cruceros presenta particularidades como tripulaciones a veces de más de 1.000 personas compartiendo camarotes, «lo que genera incomodidades». Además, «el régimen disciplinario dentro de estos barcos es muy estricto, lo que, en ocasiones, puede dar lugar a injusticias». A pesar de estas dificultades, «la mayoría de los tripulantes considera que embarcar en estos barcos es una experiencia que, a pesar de las duras jornadas laborales, les resulta económicamente favorable». Sin embargo, el director de Stella Maris subraya que es «fundamental» vigilar las condiciones laborales en el mar para evitar cualquier tipo de irregularidad.

Para llevar a cabo esta labor de acompañamiento y asistencia, la organización cuenta con un equipo de entre ocho y diez voluntarios. En su mayoría, dedican su tiempo libre para ayudar a la gente del mar. «Lo duro empieza ahora, no es una labor fácil, pero ya hay un local para empezar a trabajar», concluye el director de Stella Maris.