Pablo Hasél y el camino hacia una mejor convivencia - Alfa y Omega

Pablo Hasél y el camino hacia una mejor convivencia

Como señala el cardenal Omella, «en una sociedad democrática las ideas se defienden con palabras, nunca con violencia»

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Nueve meses de cárcel por enaltecimiento del terrorismo y multas por injurias y calumnias contra la Corona y contra las instituciones del Estado. Esta condena de la Audiencia Nacional –confirmada por el Tribunal Supremo– y los antecedentes del rapero Pablo Hasél llevaron la semana pasada a su detención en la Universidad de Lleida y a su ingreso en prisión.

Más que para abrir un debate sobre la regulación de estos delitos –que podría abordarse por los cauces establecidos en una democracia madura como la española y escuchando a afectados como las víctimas del terrorismo–, algunos han aprovechado este caso para cuestionar una vez más las mismas instituciones, para intentar debilitarlas y en busca de su propio rédito. Y al final, como no podía ser de otra manera, han enardecido a grupúsculos violentos que, en los últimos días, han tomado las calles de Cataluña y de otras ciudades como Valencia o Madrid.

Como ha señalado en su cuenta de Twitter el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, «en una sociedad democrática las ideas se defienden con palabras, nunca con violencia», y entre todos hay que «mantener la paz». No hay argumento que se pueda sostener con ataques a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ni con asaltos a comercios, ni con destrozos del mobiliario urbano.

En este sentido, yerran quienes justifican estos actos con una errónea concepción de la libertad. La libertad implica capacidad de elección, es cierto, pero no hay verdadera libertad sin amor ni respeto a los demás. Según ha subrayado el Papa en más de una ocasión, el amor verdadero «aparta de la posesión, reconstruye las relaciones, sabe acoger y valorar al prójimo, transforma en don alegre cada fatiga y hace capaces de comunión». Solo desde ahí, desde «la posibilidad de que el otro aporte una perspectiva legítima» a la que Francisco alude en Fratelli tutti, caminaremos hacia una «mejor convivencia».