Ortega quiere perpetuarse hasta 2028 - Alfa y Omega

Ortega quiere perpetuarse hasta 2028

El presidente de Nicaragua acaba de reformar la Constitución dándose aún más poderes a sí mismo y a su mujer, Rosario Murillo

Rodrigo Moreno Quicios
Daniel Ortega y Rosario Murillo
Daniel Ortega y Rosario Murillo. Foto: Europa Press / Nicaragua Government.

La Asamblea Nacional de Nicaragua aprobó esta semana una reforma constitucional que otorga más poderes al presidente Daniel Ortega y prolonga su mandato hasta enero de 2028. La medida extiende de cinco a seis años el período de las autoridades electas y retrasa las próximas elecciones hasta noviembre de 2027.

Según la moción tratando de justificar este nuevo atropello, firmada por el diputado Gustavo Porras, «el período de las autoridades electas por el voto popular en las últimas elecciones generales, municipales y regionales deberá ampliarse para cumplir el período de seis años que establece la Constitución Política de Nicaragua». Porras es el actual presidente del Parlamento y una figura clave del sandinismo.

Esta reforma no solo alarga el tiempo que podrán permanecer al frente de Nicaragua el exguerrillero Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo. También amplía aún más las funciones que tienen atribuidas. El nuevo texto les otorga la capacidad de coordinar los poderes legislativo y judicial y facultad para designar a los presidentes de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo Supremo Electoral. Es una decisión que antaño correspondía a los magistrados de cada organismo.

La nueva Constitución blinda el control del Ejecutivo sobre las Fuerzas Armadas, el Ejército y la Policía Nacional. Todos ellos son organismos internacionalmente señalados por su recrudecida represión de la disidencia. Además, en un paso más hacia la perpetuación del régimen, el artículo 97 legitima la existencia de grupos paramilitares. Ellos fueron, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), los responsables de la violencia desatada en 2018, cuando murieron más de 350 personas en protestas estudiantiles. Un episodio sanguinario que la ONU ya calificó como «crímenes de lesa humanidad».

Desde su regreso al poder en 2007, el matrimonio Ortega-Murillo ha represaliado a la oposición, censurado medios de comunicación, cancelado organizaciones civiles y perseguido a voces críticas. Especialmente a aquellas vinculadas a la Iglesia católica, como las clarisas a las que despojó de sus propiedades esta misma semana y que siguen en paradero desconocido.