Omella sobre la ley trans: «Puede comprometer seriamente el futuro de los jóvenes»
El presidente de la CEE abre la Asamblea Plenaria pidiendo «hombres y mujeres de Estado» que tomen decisiones sin pensar en el rédito partidista inmediato
Mensaje muy pegado a la realidad social. El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), cardenal Juan José Omella, dio inicio a la Asamblea Plenaria de los obispos españoles con una intervención cargada de referencias a la clase política de nuestro país, especialmente al Gobierno, al que critica que se centre en propuestas legislativas ideológicas sin consenso ni debate —ley trans y del aborto— en medio de una crisis social y económica.
«En este difícil contexto, se intentan sacar adelante por la vía rápida una serie de leyes de profundo calado ideológico, sin ser debatidas con sosiego, sin escuchar el parecer de las diferentes instancias científicas y éticas de nuestra sociedad. Tanto la nueva ley del aborto como la denominada ley trans inciden y afectan a los niños, adolescentes y jóvenes, que están en un proceso vital de madurez», ha afirmado el también arzobispo de Barcelona.
Precisamente, el purpurado se ha centrado en estas dos leyes —ahora mismo en tramitación en el Congreso de los Diputados—, propuestas que «no ayudan a educar a los adolescentes y jóvenes en la belleza y el sentido de la sexualidad y que, además, no potencian la responsabilidad de sus actos ni la valoración madura y sosegada sobre las consecuencias». «¿Por qué estas prisas? ¿Por qué este intervencionismo estatal?», ha añadido.
En este sentido, ha señalado que la autodeterminación de género, sobre la que se sustenta la norma, «no tiene fundamento médico ni científico, y supone transformar la ley en mero deseo de personas, en muchos casos jóvenes en proceso de madurez, que pueden ver comprometido seriamente su futuro con actuaciones para las que ya no existe vuelva atrás».
Y ha añadido: «Hemos de acompañar, y mucho, al niño, adolescente y joven que sufre una crisis de identidad. La Iglesia quiere ser un hogar para las personas que experimentan estos problemas, y sabemos que para ello es necesaria, una vez más, una conversión pastoral en la que nos encontramos».
Aborto: se refuerza al fuerte
Sobre la reforma de la ley del aborto —Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo— ha dicho que «se refuerza el derecho del fuerte sobre el débil, cerrando los ojos a todos los avances de la ciencia que documentan que en el seno de una mujer embarazada existe una nueva vida».
En este sentido, Omella reclama que se informe a la mujer sobre las consecuencias de la decisión, así como las ayudas que recibiría si sigue adelante con el embarazo y las asociaciones que están dispuestas a ayudarlas. Del mismo modo, pide una renta mensual para mujeres con un embarazo no deseado para que pueda llevar a cabo la crianza de su hijo. «Todos contribuimos igualmente con nuestros impuestos y exigimos que el Estado ofrezca una cobertura social activa de la vida», ha añadido.
Otro de los retos urgentes que ha señalado el cardenal Omella es el de la familia, «fuente de estabilidad social» en contextos económicos difíciles. Aunque ha constatado que «nuestros dirigentes siguen sin atender sus necesidades y sin potenciar ni agradecer su valor para la sociedad».
Así, ha denunciado el problema social de la vivienda, la precariedad laboral y la falta de una política activa de vivienda y la ineficacia de la conciliación laboral que dificultan la atención y educación de los hijos: «Se necesitan política que apuesten por la familia».
Políticas de acogida de migrantes
En un contexto de baja natalidad, «de invierno demográfico», ha dicho que son imprescindible «políticas de acogida ordenada de inmigrantes para que puedan integrarse dignamente en nuestra sociedad». «Este déficit de nacimientos puede ser una oportunidad para poder acoger a hermanos y hermanas de otros países que quieran venir a España. Los necesitamos, pero es necesario planificarlo correctamente para protegerlos de abusos y de la impiedad de las mafias», ha agregado
Finalmente, Omella ha recalcado que la prioridad de la Administración ha de ser la de atender a los más débiles: «No podemos dejar el drama del paro, la precariedad laboral y la creciente pobreza exclusivamente bajo el amparo de las familias y de las iniciativas civiles y eclesiales».
Gran pacto de rentas
Ha citado problemas como el desempleo, la dependencia, los cuidados paliativos, la soledad no deseada: «Una sociedad que no cuida a los más frágiles es una sociedad que está en vías de extinción. Ha llegado el momento de acordar un gran pacto de rentas que permita a las familias superar con cierta dignidad este tiempo de travesía por el desierto. La crisis reclama acuerdos efectivos de los grandes partidos y de los agentes sociales para combatir la pobreza, para preservar y generar nuevos empleos y para garantizar la viabilidad de nuestro sistema de bienestar».
Con todo, Omella ha recalcado que «la crispación política no ayuda a resolver los problemas ni a ofrecer serenidad a la ciudadanía». «Es la hora de los hombres y mujeres de Estado quien miran a largo plazo, de los que se atreven a tomar decisiones importantes para asegurar el bien y la prosperidad para las próximas generaciones y no el rédito partidista», ha concluido.