Nuestro recreo, para la virgen - Alfa y Omega

Nuestro recreo, para la virgen

María Martínez López
Ilustración: Asun Silva.

En el colegio Juan Pablo II, de Alcorcón (Madrid), los alumnos se han convertido en el motor de las actividades pastorales. Todo empezó el año pasado con María, Cristina y sus amigos, que estaban en 1º de la ESO. «En el colegio estaba todo muy bien —cuenta María—, pero yo veía que faltaba un grupo de oración. A don José María», el director de pastoral, «le pareció una idea muy buena». Decidieron que el mejor momento era el recreo, aunque se perdiera tiempo de estar en el patio, jugando. «Algunas personas de mi clase empezamos a rezar el Rosario en la capilla del colegio. Era lo más fácil, y nos daba tiempo a hacerlo. Yo lo había aprendido con mis padres, y en la parroquia». Así estuvieron algunos meses, y, poco a poco, «los niños empezaron a entrar».

Como también iban los más pequeños, desde 1º de primaria, decidieron cambiar el Rosario entero por sólo un misterio. Cristina, amiga y compañera de María, nos explica que «es muy fácil para hacerlo con los pequeños». Ellas mismas les enseñan: «Cada día reza un niño, le explicas lo que tiene que hacer, y luego lo rezan ellos. Cada uno por algo. Rezan sobre todo por su familia: su abuela que está enferma, su tía que está embarazada…».

Un tiempo después, decidieron poner carteles, y luego pasar por las clases contándolo. Tuvo tanto éxito y se sumaron tantos chicos, de todas las edades, que hubo que hacer dos turnos. Entre los dos, suelen sumar más de 50, pero a veces ha habido hasta 80 sólo en uno de ellos. Álvaro (1º ESO) fue uno de los alumnos que se sumó al grupo, y es sorprendente, porque «era muy raro que yo rezara. Pero Dios dio un golpe muy fuerte sobre mi familia, y eso es lo que me hizo ir a rezar. El Rosario me ayuda, después te quedas muy a gusto de saber que la Virgen va a estar contigo cuando lo necesitas».

Lucía y Germán, también de 1º, entraron en el colegio este año, y se han unido al grupo. «Me parece muy bien la idea —opina Lucía—. Mi otro colegio era religioso, pero no se rezaba tanto. La Virgen para mí es muy importante. Es mi madre: le cuento mis cosas, pido por mi familia y mis amigos…» Germán, al principio, «lo hacía sólo porque iba mucha gente, pero luego empecé a notar que me movía por dentro. He invitado a alguno de mis hermanos, y también le ha gustado».

El Juan Pablo II es un colegio muy joven, y todos los profesores siempre han querido que, en él, Dios sea lo más importante. Y, justo cuando andaban pensando cómo hacerlo, unas niñas les dieron la idea. Es normal que estén encantados.

Libro sobre la Almudena

Aprovechando que estamos en el mes de mayo, la semana próxima se va a presentar en Madrid un libro, para niños, sobre la Virgen de la Almudena, la Patrona de Madrid. El libro empieza cuando Madrid era sólo una aldeíta, y termina con la Jornada Mundial de la Juventud, del pasado verano. Una de las cosas curiosas que cuenta, por ejemplo, es que la Virgen de la Almudena, antes de la invasión musulmana del año 711, se llamaba Santa María de la Vega. El libro también está acompañado de dibujos para colorear, y de pasatiempos al final. Quienes han hecho este libro son las damas de la Corte de Honor de la Virgen de la Almudena, una asociación de mujeres que se encargan de cuidar a la Virgen y también a los pobres, con el dinero que cada una aporta. También servirá para esto el donativo que entreguen quienes quieran conseguir este libro, que se puede encontrar en la catedral de Madrid.

Qué significa mayo

Estamos en mayo, el mes de la Virgen. En el colegio Juan Pablo II, hay más niños en la capilla, y un día rezan el Rosario entero. En otros muchos sitios, durante este mes se hacen fiestas. Desgraciadamente, hay gente para la que la relación con la Virgen es sólo algo cultural. Pero, «si para ti la Virgen es sólo la imagen que hay en tu pueblo, y sólo la quieres porque es la de tu tierra», no es verdadero amor. Lo explica don José María, el director de pastoral del colegio. El cariño a la Virgen como madre tiene que ir unido a la relación con Dios, y da fruto. En este colegio ha sido así, y del grupo de oración del Rosario han surgido otras actividades, como adoración a la Eucaristía. «Tenemos al capellán reventado» de tanto trabajar. Y eso se nota en el colegio: «Hay niños que se están bautizando, padres que están pidiendo la confirmación… Son los niños los que están tirando de sus padres hacia Dios».