«No podemos quedarnos mirando sin hacer nada»
A los 100 años de su nacimiento, el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) celebra su fiesta anual con un llamamiento «a ponernos en camino como Jesús»
«Como en tiempos de Cristo, vivimos a veces sin luz, y atravesamos momentos oscuros en los que uno lo pasa mal, como últimamente en esta situación que nos afecta a todos. Pero Dios no está lejos, es un Dios cercano. Dios ha venido para que todos tengamos vida», afirmó este miércoles Luis Ángel Plaza, director del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME).
Cada 6 de enero, coincidiendo con la solemnidad de la Epifanía, la Iglesia celebra el Día del Catequista Nativo y del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), recordando bajo el lema Para que todos tengan vida a los protagonistas de la evangelización en tierras de misión.
«Hemos de ponernos en marcha, ir al encuentro del otro, como Jesús y como los Magos. Todos debemos estar en camino. El agua parada se estanca. La Iglesia, cuando se para, enferma. Tenemos que abrirnos y salir. Eso es lo que significa ser misionero», aseguró el sacerdote en la Eucaristía organizada en Madrid por el IEME, para quien «Jesús nos enseña a vivir como hermanos, a compartir con aquellos que más nos necesitan, a curar heridas, a cuidar de nuestro mundo, a ponernos al lado de los frágiles».
En esta «fiesta misionera», la Iglesia recuerda que «Jesús nos llama a ponernos en camino», algo que han hecho en el seno del IEME «sacerdotes de distintas diócesis, religiosos y laicos también, todos en misión en tierras distantes».
«Nosotros nos hemos ido lejos porque Dios ha venido para todos», argumentó Plaza, «pero otros podéis salir al encuentro de vuestros vecinos, por ejemplo». En cualquier caso, «no podemos quedarnos mirando sin hacer nada», porque «una Iglesia parada no es la Iglesia de Jesús».
En este día, la Iglesia también ha recordado en el Día del catequista nativo «a tantos laicos que no se limitan a hacer sin más lo que dice el sacerdote», dijo el director del IEME, sino que en tierras de misión como América o África «tienen un papel muy importante como catequistas y animadores», haciéndose «laicos comprometidos que están en camino para que todos tengamos vida, y vida digna».