Raffaella Giuliani, responsable de la Pontificia Academia Cultorum Martyrum: «No faltan testimonios de martirio hoy» - Alfa y Omega

Raffaella Giuliani, responsable de la Pontificia Academia Cultorum Martyrum: «No faltan testimonios de martirio hoy»

Visitamos la Academia Pontificia Cultorum Martyrum, cuya tarea es mantener vivo el sacrificio de los mártires a través del estudio de las catacumbas y otros monumentos, con su nueva magister, Raffaella Giuliani

Victoria Isabel Cardiel C.
Vista panorámica de las catacumbas de Santa Priscila. Foto: CNS.

Roma esconde en sus entrañas una red de galerías que se intrincan como laberintos a los que nunca llega la luz del sol y donde reposan los restos de los primeros cristianos. Las catacumbas son, en su mayoría, una cripta de recónditas cavernas, con filas de nichos sobrios y sencillos, que custodian la fe más pura de hombres y mujeres valientes, dispuestos a asumir un baño de sangre. La Pontificia Academia Cultorum Martyrum tiene la noble tarea de mantener vivo su sacrificio, que sostiene el andamiaje de lo que hoy es el cristianismo. «Estamos centrados especialmente en los primeros testigos de la fe cristiana. Sin embargo, me parece sumamente oportuno citar también los testimonios posteriores de martirio, e incluso los más cercanos en el tiempo, que, por desgracia, como vemos, no faltan en la actualidad», asegura Raffaella Giuliani, magister —principal responsable— de este departamento del Vaticano que escarba en las huellas de los primitivos cristianos.

Nombrada además por el Papa en noviembre como secretaria de la Pontificia Comisión de Arqueología Sagrada, con una vasta experiencia en este campo, es la primera mujer en el cargo. Pero no quiere enmarcar su posición en «una cuestión de género». «Presumo que Francisco tuvo en cuenta mis años de servicio a la Santa Sede», asegura.

Fechas clave
  • 1879: Fundación del Collegium Cultorum Martyrum
  • 1888: El arqueólogo Giovanni Battista de Rossi se convierte en el primer magister de la academia
  • 1929: Con la firma de los Pactos Lateranenses obtiene competencias también sobre las catacumbas presentes en el territorio del Estado italiano
  • 1995: Juan Pablo II eleva el colegio al rango de academia pontificia
  • 2022: Raffaella Giuliani es la primera mujer magister de la Academia Pontificia Cultorum Martyrum

La Pontificia Academia Cultorum Martyrum nació en 1879 con el impulso del arqueólogo Giovanni Battista de Rossi, un avezado experto de los antiguos monumentos cristianos y gran conocedor de la topografía antigua y medieval de Roma. Fue uno de los primeros en bajar a estos cementerios subterráneos —que cayeron en el olvido en la Edad Media—, donde los cristianos comenzaron a enterrarse a finales del siglo II o principios del siglo III. A él le debemos, por ejemplo, el meticuloso estudio de los epitafios de los primitivos seguidores de Cristo y de muchas pinturas. De hecho, De Rossi dirigió las excavaciones iniciales de las famosas catacumbas de San Calixto, Santa Domitila y Santa Priscila.

El Papa visitó estas últimas en noviembre de 2019 y, desde la sobria capilla, decorada con algunas lápidas paleocristianas, lamentó que hoy haya «más cristianos perseguidos que en los primeros siglos».

Funciona con voluntarios

La maquinaria de la Pontificia Academia Cultorum Martyrum, esencialmente honorífica, funciona gracias al «puro voluntariado de sus miembros —magisters, sacerdos, consejeros, sodalistas y asociados—, que concilian su vocación tradicional con los nuevos temas sobre el martirio que nos propone la Iglesia de hoy», asegura Giuliani. El jubileo de 2025 es una cita importante en el horizonte de los que dedican su tiempo a las tumbas paleocristianas: «Nos hablan más de vida que de muerte. De hecho, el lema elegido por el Papa Francisco, Peregrinos de la esperanza, encaja perfectamente con los lugares privilegiados por las actividades que realizamos en la academia». En este sentido, destaca que los cementerios cristianos son un testimonio de esperanza. «Nos remiten a la alegría y a la dicha que le espera al hombre que se ha dejado atraer por el mensaje de Cristo, aunque esto le haya costado como en el caso de los mártires, el sacrificio de la vida», agrega.

La magister en su despacho. Foto: Claudio PapI.

Desde el emperador Constantino, que legalizó el cristianismo con el Edicto de Milán en el año 313, las catacumbas se convirtieron en lugares de la memoria del tiempo de las persecuciones. Entre otros cometidos, esta institución se encarga de recordar a los mártires el día de su memoria, que es en realidad cuando fallecieron. «Es su dies natalis, el día del nacimiento a la vida verdadera, a la vida eterna, como llamaban los primeros cristianos al día de su muerte. En Roma tenemos algunos ejemplos especialmente sentidos, como la memoria de san Sebastián, santa Inés, san Lorenzo, santa Cecilia, san Valentín, santa Felicita…», explica la experta.

La fiesta de los protomártires, que se celebra cada 30 de junio con una solemne procesión en los Jardines Vaticanos, donde antaño se alzaba el circo de Gayo, escenario de atroces martirios, es otra cita fundamental para la Pontificia Academia Cultorum Martyrum. «Según nos cuenta el historiador Tácito, muchos de esos mártires anónimos padecieron terribles tormentos y entregaron la vida solo por llamarse cristianos», concluye Giuliani. El organismo que encabeza también se ocupa de la devoción de las llamadas estaciones cuaresmales, una práctica que se remonta a los siglos V y VI, desarrollada durante los días de Cuaresma en las iglesias históricas de Roma.