El 5 de enero entró en vigor la Ley 17/2021 por la que se modifican el Código Civil, la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil para ahondar en la protección a los animales, que pasan a ser considerados «seres sintientes» y miembros de la familia. El texto es un anticipo de la ley de derechos de los animales, cuya tramitación se producirá este año y en la que, entre otros aspectos, se desarrollarán el registro de identificación y una especie de DNI animal.
No es malo que se avance en el respeto a otras criaturas, pero es preocupante que estas se asimilen cada vez más a las personas. También sorprende que estas normas se planteen mientras, en muchas situaciones, se sigue pisoteando la dignidad de los seres humanos y la sociedad mira para otro lado.
En esta Europa envejecida, inmersa en una crisis demográfica que va a traer grandes problemas, ¿no habría que poner el foco en que, antes que tener mascotas, la gente pudiera tener hijos? Como lamentó el Papa en la audiencia general de ese mismo día 5, muchos han renegado de la maternidad y la paternidad, a cambio de «perros y gatos», y esto «nos quita humanidad». Sin esta apertura a la vida, perdemos todos.