Niegan la fianza a Stan Swamy, el jesuita indio acusado de terrorismo

Niegan la fianza a Stan Swamy, el jesuita indio de 83 años acusado de terrorismo

Un juzgado de Mumbai asegura que hay pruebas suficientes en contra del padre Swamy y que forma parte de una «conspiración profundamente arraigada»

María Martínez López
Manifestación a favor del padre Swamy
Manifestación a favor del padre Swamy. Foto: Noah Seelam / AFP

Un juez indio ha vuelto a denegar al jesuita Stan Swamy su petición de ser puesto en libertad bajo fianza. La decisión del juzgado de primera instancia de Mumbai alega que hay pruebas suficientes en su contra y que los delitos de los que le acusan, vinculados con el terrorismo, son graves. También afirma que existe una «conspiración profundamente arraigada» de la que el sacerdote forma parte, recoge Indian Catholic Matters.

Jerome Stanislaus D ‘Souza, superior de los jesuitas en la India, ha afirmado en una nota de la que se hace eco Fides que «seguimos rezando y esperando que la justicia prevalezca. Tenemos plena confianza en la Constitución de la India y en el sistema judicial». Por su parte el también jesuita Donald Miranda, superior de los jesuitas en Patna, se preguntaba «cómo promueve la justicia el hecho de mantener en prisión a un hombre de 83 años».

Swamy lleva cinco meses bajo custodia. El 8 de octubre, laAgencia Nacional de Investigación (NIA por sus siglas en inglés) lo arrestó en Ranchi (estado de Jharkhand). Lo acusaron de delitos relacionados con el terrorismo bajo la Ley de Prevención de Actividades Ilegales. En concreto, las autoridades han calificado de organizaciones tapadera de grupos maoístas y extremistas dos entidades fundadas por él: el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos Perseguidos y la Bagaicha, dedicada a la defensa de la tribu adivasi.

5.922 detenidos, 132 condenados

Es la persona más anciana del país en enfrentarse a cargos de terrorismo. Pero no la única. Otras 15, incluyendo activistas de los derechos humanos, periodistas e investigadores están en prisión. La NIA los relaciona con la violencia desatada el 1 de enero de 2018 en Bhima Koregaon (Maharashtra) y que dejó un muerto y 30 heridos. Un día antes, se había celebrado un acto reivindicativo de los dalit o intocables en el 200º aniversario de la batalla de Elgar Parishad. El padre Swamy ni siquiera estaba en la zona cuando se produjeron los hechos.

En total, según los datos de la Oficina Nacional de Registro de Crímenes, entre 2016 y 2019 se ha detenido a 5.922 personas bajo la ley antiterrorista. De ellas, solo 132 han sido condenadas. Grupos defensores de los derechos humanos y observadores internacionales han criticado severamente la norma. Aseguran que facilita que personas o asociaciones activistas sean acusadas de tener relación con grupos terroristas normalmente de corte comunista. Un proceso al que se refieren como «etiquetar de rojo».

Incriminado injustamente

En su escrito de petición de fianza, del que se hace eco el portal LiCAS, el abogado de Swamy, Sharif Sheikh, alegaba que las autoridades lo estaban incriminando injustamente. Estas, añadía, no han podido presentar ni una sola prueba que lo vinculen a un acto terrorista. El jesuita y su entorno temen, con todo, que los investigadores puedan manipular su ordenador para hacerle parecer culpable.

Sus sospechas están relacionadas con el descubrimiento de que a otro de los acusados ya le había ocurrido algo similar. El 11 de febrero, el laboratorio forense estadounidense Arsenal Consulting desveló que un hacker había conseguido controlar y espiar el ordenador de Rona Wilson a través de un archivo de malware durante casi dos años. En ese tiempo, se creó una carpeta oculta con diez cartas. Posteriormente, la NIA utilizó para acusarlo de conspirar para asesinar al primer ministro, Narendra Modi. Por ello, junto a su petición de fianza, Sheikh presentó otra para que se le entregara inmediatamente una copia de seguridad del disco duro del ordenador del jesuita.

La petición de que fuera puesto en libertad aducía también problemas de salud que hacen que su permanencia en prisión sea especialmente gravosa. Dos operaciones de hernia le hacen padecer dolores abdominales. Sufre de la espalda a causa de la espondilosis, desgaste de los discos intervertebrales. Por último, la enfermedad de Parkinson le causa temblores en ambas manos. De hecho, para beber sin atragantarse necesita un vaso especial que le costó meses conseguir en prisión.