Nicolás Álvarez de las Asturias: «Quiso que la teología se entendiera»
El rector de San Dámaso valora la propuesta teológica de Francisco de «comenzar hablando del amor de Dios. Si empezamos por otro lugar, el cristianismo no se entiende»
«El Papa ha querido subrayar los contenidos esenciales del cristianismo, convencido de que la predicación de lo nuclear, como en los primeros tiempos, es el mejor camino para que pueda suscitarse la adhesión a Jesucristo». Esta es una primera valoración del rector de la Universidad San Dámaso, Nicolás Álvarez de las Asturias, tras conocer el fallecimiento del Papa Francisco.
El Papa tuvo dos predecesores inmediatos que fueron dos pesos pesados del pensamiento teológico. ¿Cómo encaró él esta disciplina?
Siendo la definición clásica de la teología como «la fe que busca entender», el Papa Francisco siempre mostró interés en que la teología se entienda como algo sólido y fundamentado. Quiso que las enseñanzas de los Papas anteriores calaran también en personas cuya vida a veces es difícil o muy agitada, y por eso contraponía una teología meramente de escritorio a una buena teología, en línea con lo anterior pero al mismo tiempo con el esfuerzo claro de que ha de llegar a todos.
Su pontificado tuvo una mirada muy social, muy pegada al terreno. ¿Estuvo por ello al margen del pensamiento teológico?
Al contrario. El Papa ha puesto de manifiesto que hay temas que nos interesan a todos desde lo más profundo de nuestra fe. Aquellos que hemos tenido la suerte de conocer a Jesucristo tenemos una luz especial para iluminar esas cuestiones en las que se juega nuestro futuro. No se trata de una contraposición, sino de una propuesta.
¿En qué sentido?
Destacaría su empeño por comenzar por lo esencial. La propuesta a los jóvenes en Christus vivit, por ejemplo, es una propuesta para toda la Iglesia. La teología ha de comenzar hablando del amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Si empezamos por otro lugar, el cristianismo no se entiende.
Además, lo esencial del cristianismo se encuentra en el corazón de Jesús, y curiosamente este fue el tema de su último gran documento. Los que mejor lo han entendido han sido los santos, de ahí que Gaudete et exsultate reivindique el deseo de santidad de todos los fieles, que es lo necesario para hacer atractivo el cristianismo.
¿Qué camino indicó a los teólogos más especializados?
Su gran aportación ha sido su peculiar lectura del Concilio Vaticano II, en la que puso el énfasis en lo que nos une a los cristianos: el bautismo. A partir de ahí, lo desarrolló en todas sus consecuencias, como la participación de todos los bautizados en la vida de la Iglesia, la conversión pastoral, la Iglesia en salida, y la sinodalidad. Todos estos son elementos centrales de su misión.