Necesitan ayuda contra el frío y la enfermedad - Alfa y Omega

Necesitan ayuda contra el frío y la enfermedad

La Fundación DeClausura lanza la campaña Que no pasen tanto frío. Algunos cenobios han duplicado el gasto en gas desde 2021 consumiendo menos

Rodrigo Moreno Quicios
Hermanas clarisas, en Carrión de los Condes (Palencia), rezan durante el invierno. También reciben apoyo de DeClausura
Hermanas clarisas, en Carrión de los Condes (Palencia), rezan durante el invierno. También reciben apoyo de DeClausura. Foto: Clarisas de Carrión.

La hermana Teresa tiene la voz tomada cuando descuelga el teléfono. El día que hablamos con ella, la Agencia Estatal de Metereología ha lanzado una alerta en Maluenda, donde se ubica el zaragozano monasterio de San José en el que vive con otras 13 carmelitas descalzas. Las temperaturas mínimas son de seis grados bajo cero. «Más o menos la mitad están muy acatarradas y yo todavía lo estoy», nos revela. Para proteger del frío a una madre de 98 años «que para nosotros es un tesoro» y a otra más joven pero enferma de cáncer, como no pueden permitirse encender la calefacción, están tratando de caldear dos habitaciones contiguas con una misma estufa. «Hemos hecho un boquete en la pared entre el refectorio y la enfermería, donde la madre pasa la mayor parte del día», detalla la hermana Teresa. Aparte, «vamos muy abrigadas» y «para evitar contagios» las religiosas más jóvenes, que son las que peor se encuentran, hacen vida en el noviciado, ubicado en la cuarta planta del edificio. Aunque sí que se juntan para rezar —con cierta distancia— porque ambas plantas tienen acceso a distintas partes de la capilla.

Las carmelitas descalzas del monasterio de San José son una de las 48 comunidades contemplativas (también masculinas) a las que la Fundación DeClausura quiere ayudar a pagar la calefacción a través de la campaña Que no pasen tanto frío. Nótese que, aunque fuera un éxito, las religiosas frío pasarán por su sobrio estilo de vida y porque sus cenobios están en provincias como Palencia, Burgos, Soria, Huesca o Badajoz. El caso es ayudarlas a mantenerlo en límites soportables y amortiguar el gasto para calentar sus edificios. Cecilia Cózar, responsable de esta campaña, apunta que «desde la pandemia comenzó a subir el gas y, si en 2021 algunas comunidades pagaban 1.000 euros, hoy deben pagar 2.000 y consumir menos». Además, las particularidades de los conventos, que no son exactamente una casa, impiden a sus habitantes acogerse a una tarifa regulada de gas o electricidad con precios más bajos porque, al vivir en ellos en torno a la decena de personas, «tienen un consumo más elevado y no son una familia». A la hora de contratar servicios, los proveedores los tratan «más como una entidad o una empresa». Aun así, con la ayuda de los profesionales de DeClausura, «hace dos años vimos la posibilidad de que se cambiaran a compañías más competitivas», por lo que ya consiguieron entonces un ahorro simbólico.

Bajando a los números, Cózar pronostica que «si conseguimos recaudar 52.000 euros, podremos enviar algo más de 1.000 a todas las comunidades que tenemos listadas». Es una cifra que a nadie saca de pobre —menos aún cuando se tiene voto de serlo— pero con la que «cubriríamos una tercera parte del gasto de calefacción». «Queremos hacer esa pequeña contribución», explica la responsable de esta campaña. Estará abierta hasta el 15 de marzo para pagar las facturas que se están generando este mismo invierno.

En cifras

52mil euros quiere recaudar la Fundación DeClasura a través de su campaña.

48 monasterios de toda la España de interior se beneficiarán de esta contribución.

1.000 euros aproximados es la cifra que se espera que llegará a cada comunidad.

-6 ºC de mínimas hay esta semana en el municipio zaragozano de Maluenda.

3.000 euros suele ser el gasto en calefacción de una comunidad monástica en invierno.

2022 fue un año duro en los cenobios por el aumento de precios vinculado a la guerra.

También en Aragón, en la provincia de Huesca, las carmelitas de la antigua observancia del monasterio de Nuestra Señora de la Asunción podrán beneficiarse de esta campaña. La hermana Anastasia, procedente de Kenia, nos cuenta que «esta misma mañana hemos amanecido a cuatro grados bajo cero», un gran contraste respecto a las mínimas de 15 grados en Nairobi, capital de su país.

El monasterio cuenta con unos radiadores de gas que «llevan 30 o 40 años allí, se han ido estropeando y no tenemos medios para arreglarlos», pues la instalación de cada uno ronda los 1.500 euros. De cuatro así que había en el coro, solo queda uno funcional, por lo que «la cosa está bastante complicada y vamos apañándonos como podemos».

La religiosa señala un dato más, aparentemente paradójico: al ser comunidades con jóvenes son más caras de mantener; pues aunque tanto las carmelitas descalzas de Maluenda como las de la antigua observancia de Huesca elaboran dulces que comercializan a través de DeClausura, el aumento de precios de todas las materias primas a raíz de la invasión rusa de Ucrania ha trastocado sus márgenes, la gente compra menos y «es una dificultad importante pagar la Seguridad Social» de las que no son pensionistas «cuando no se tienen diferentes ingresos». No obstante, como cumplen con la ley a pies juntillas, «damos prioridad a ese gasto sobre la calefacción». Con ayuda de la Fundación DeClausura y los posibles donantes esperan que, gracias a la campaña, este año tengan un respiro.