Decía mi abuela que mal que no mejora, empeora. Eso es exactamente lo que le sucede a la segunda temporada, recién estrenada, del spin off de Merlí. Sapere aude. La original serie catalana se convirtió en todo un fenómeno entre los jóvenes, con una fórmula de las que nunca falla: un instituto, unos jóvenes en busca de su identidad y un carismático profesor de Filosofía para conformar un cóctel serial al estilo de El club de los poetas muertos.
Sapere aude cambió el instituto por la universidad y el admirado profesor por una contradictoria profesora: María Bolaño (María Pujalte), que batalla para sostener una vida coherente entre lo que enseña y lo que vive. De vuelta de casi todo, con una adicción al alcohol que no está del todo resuelta y una hija con síndrome de Down, su personaje sigue siendo de lo poco rescatable en esta segunda temporada de la segunda entrega. Héctor Lozano sigue al frente de los guiones y, en esta ocasión, es Menna Fité la que se encarga de la dirección. En el reparto, las principales novedades son las de Axel (Jordi Coll), en el papel de un restaurador que trabaja en la universidad, y Dino (Eusebio Poncela) como el dueño del bar.
Como en tantos otros casos, en los que estamos volviendo a las entregas semanales, Movistar+ suelta un capítulo cada viernes. Desde el pasado 2 de abril nos ofrece un episodio de alrededor de 50 minutos.
Esta vez Pol Rubio (Carlos Cuevas) y demás amigos afrontan el segundo semestre universitario y, ya desde el primer capítulo, no falta ni uno de los tópicos del discurso dominante con toda la corrección política que puedan imaginar; pero envueltos, eso sí, en un halo de progresismo contestatario, bien trufado de eslóganes filosóficos que, en realidad, parecen sacados de las tazas de Mr. Wonderful. Para colmo de males, el doblaje al castellano es un horror.
Hasta el título de la serie engaña. Sapere aude, incipe. Atrévete a saber, empieza. ¡Ay, si Horacio y Kant levantaran la cabeza!