¡Me encantaría apoyar! - Alfa y Omega

En nuestra parroquia hay personas que por la crisis de la COVID-19 están pasando necesidad, y el sacerdote nos ha animado a unir fuerzas entre todos para colaborar con ellas. La respuesta de la gente ha sido muy buena.

Por un lado se están recaudando alimentos cada semana, con los cuales se está ayudando a 39 familias.

Por otro, se han recaudado fondos para dos estudiantes universitarios vietnamitas de la parroquia. Sus padres han perdido el trabajo por la crisis, y sin esa ayuda tendrían que dejar la universidad y ponerse a trabajar más, para poder salir adelante. En Japón la universidad es muy cara. Ya estaba siendo un esfuerzo grande para esas familias, pero es importante acudir para encontrar un buen trabajo aquí. ¡Todo esto en dos semanas! Dios ha movido el corazón de todos y han escuchado su llamada a ser hermanos de esta manera.

Y por último, dos madres de la parroquia pidieron ayuda de apoyo escolar para sus hijas de Secundaria. En Japón la educación es muy exigente y la mayoría de los niños va a clases particulares para poder llegar al nivel que se pide. Pero hay familias que no lo pueden pagar. Entonces se me ocurrió pedir ayuda a jóvenes universitarios para ayudar voluntariamente. ¡Su respuesta me fascinó!:

—¡Por supuesto!

—¡Gracias por darme esta oportunidad de colaborar!

—¡ Me encantaría apoyar!

Y nos hemos puesto manos a la obra. Tres jóvenes, dos veces por semana, están dando clases de apoyo en los salones de la parroquia.

No son grandes cosas, llamativas, son como las dos moneditas de la viuda pobre, que pone de corazón lo que puede. Pero me da mucha esperanza ver a jóvenes inquietos por ayudar gratis, y creo que con cosas así va cambiando el mundo. Se va haciendo más parecido a lo que Dios sueña, una familia de hermanos.

Unos reciben la ayuda que necesitan gratis, por amor. Y otros tienen la oportunidad de saborear la alegría profunda de amar gratis, que no se puede comprar con dinero y que nadie te la puede quitar.

Un abrazo desde Japón.