María Escarda: «Capacitamos a las jóvenes para que no tengan que recurrir a la prostitución»
El proyecto Tejiendo sueños, de la asociación ÁfricAcoge, ofrece una oportunidad a las jóvenes camerunesas en el sector textil. «Hemos visto incluso niñas de 12 años embarazadas»
«Cuando fuimos por primera vez a Douala (Camerún) nos encontramos con los niños procedentes del conflicto. Fue impactante», rememora María Escarda, de los Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios, en conversación con Alfa y Omega. 600 pequeños, víctimas de la guerra entre el Gobierno central y la parte anglófona del país.
El caso de las niñas es especialmente dramático, porque «o tienen una salida con la que poder labrarse un futuro o suelen acabar en la prostitución». El problema es que el contexto social se caracteriza por la falta de oportunidades, por lo que habitualmente se ven abocadas a mercadear con su cuerpo a muy corta edad. «Hemos visto incluso niñas de 12 años embarazadas», advierte la misionera.
Pero lejos de dejarse llevar por la «pastoral del lamento», que tanto ha criticado el Papa en numerosas ocasiones, Escarda decidió aportar su granito de arena con el que ayudar a paliar la situación de estas jóvenes. Así nació la asociación ÁfricAcoge, cuyo equipo directivo está formado por María Escarda, Miriam Iglesias, Pilar Vázquez y Ana Campo. La iniciativa de acaba abrirse un perfil en la plataforma padlet.com.
De la Guyana francesa a Villanueva del Campo
La última en sumarse a la iniciativa ha sido Ana Campo, que es precisamente la que ha montado el espacio de ÁfricAcoge en padlet.com. Esta joven asturiana conoció el proyecto en verano. Resulta que el padre de María es vecino de los padres de Ana en un pueblo zamorano de apenas 1.000 habitantes: Villanueva del Campo. «Me contó la iniciativa, me dijo que había notado en mí esa sensibilidad que hacía falta para sumarse al proyecto y le contesté que adelante, que me encantaría involucrarme», resume Campo en conversación con Alfa y Omega.
Ana empezó ayudando en el mercadillo solitario que la asociación montó en Villanueva del Campo para recaudar fondos para las distintas actividades. A partir de ahí se estrechó la relación y ahora ya es una más. «Es verdad que tengo la ventaja del idioma. En Douala hablan francés y yo puedo ayudar en este aspecto», asegura la joven, que lleva bastantes años viviendo en la Guayana francesa, donde es profesora.

Tejer el futuro
Con el dinero recaudado, la asociación sostiene el proyecto Tejiendo sueños, que ofrece formación en el ámbito de la confección textil. «La idea es capacitar a las jóvenes a largo plazo para que no tengan que recurrir a la prostitución y que puedan desarrollarse profesionalmente», explica María Escarda, que actúa de presidenta de la asociación.
La iniciativa cuenta con al menos 12 máquinas de coser. «Las primeras las compramos en España y las llevamos desde aquí, pero el traslado resultó ser muy complicado, así que las siguientes las adquirimos directamente allí». Con el dinero «también se paga a la profesora que imparte la formación para las chicas». Y «todo está supervisado por un sacerdote, director de un colegio local, que tiene una asociación con la que colaboramos», confirma María Escarda.
Por último, la religiosa asegura que el proyecto aspira, por otro lado, a ser una señal de alerta para los jóvenes españoles. «Queremos ayudarles a darse cuenta de que aquí tenemos de todo, frente a otros lugares del mundo donde escasean hasta las cosas más básicas». Y añade: «Ojalá consiguiéramos que despertaran en su interior valores como la solidaridad o la fraternidad. Por eso, insisto mucho en la imagen del puente».