Manuel Bru, delegado episcopal de Catequesis de Madrid, pide reconocer al Papa como «santo subito» - Alfa y Omega

Manuel Bru, delegado episcopal de Catequesis de Madrid, pide reconocer al Papa como «santo subito»

«Te necesitamos poner en los altares para que sigas intercediendo por nosotros y podamos seguir tu ejemplo», pide Bru

Begoña Aragoneses
Manuel Bru es en la actualidad delegado de Catequesis de la archidiócesis de Madrid. Foto: Archimadrid

«El Papa Francisco era tremendamente creativo y tenía un gran sentido del humor». Manuel Bru, delegado episcopal de Catequesis de la archidiócesis de Madrid, tuvo la oportunidad de encontrarse con el Papa en tres ocasiones y hablar personalmente con él. «Nos partíamos de risa; era un hombre que ante cualquier insinuación, cualquier ironía, él la redoblaba con ese gran sentido del humor».

Sobre su creatividad, afirma, «esta fue la creatividad del Espíritu para la reforma de la Iglesia». En su «corto pontificado», asegura el delegado, ha hecho tres grandes reformas. La primera, la eclesial, que comenzó ya con el Concilio Vaticano II, aunque todavía hay «una Iglesia muy piramidal, muy clerical, muy autorreferencial». El Papa, así, «recordó esa dimensión fundamental de la Iglesia que es la sinodalidad». Un sinodalidad verdadera, apunta Bru, en la que «todos los bautizados participen de verdad, no solo para aconsejar a los pastores, sino para decidir con ellos».

La otra gran reforma fue la social, de la doctrina social, «no porque inventara nada nuevo», pero sí por su contundencia. Por ejemplo, «su crítica al neoliberalismo», que ya habían hecho los anteriores Papas, pero Francisco «llegó a decir “el mercado mata”». Además, él introdujo «algo con una consecuencia enorme para la doctrina social, de un calado mucho más profundo», que fue la cuestión teológica de fondo. Este Papa, explica el delegado, vino de Iberoamérica «para traernos no la teología de la liberación, pero sí desde esta sensibilidad, la teología del Pueblo de Dios» con la fórmula de «evangelizar a los pobres y evangelizar desde los pobres, desde las periferias».

Por último, llevó a cabo la gran reforma misionera, «de una Iglesia que no se mira al ombligo, de una Iglesia en salida». Una Iglesia que para poder llevar el Evangelio al hombre de hoy «deja a Jesús salir a su encuentro y no le pone cerrojos a las puertas, ni aduanas, ni condiciones, para que realmente pueda encontrarse con Él». Y a partir de ahí, «iniciar procesos» dentro de una «Iglesia más madre que maestra, de una Iglesia toda misericordia, de una Iglesia hospital de campaña».

Catequesis más kerigmática

Como delegado de Catequesis, Manuel Bru detaca que el Papa Francisco «renovó profundamente la catequesis para que no diera por el hecho el primer anuncio, más kerigmática». Y una catequesis «de iniciación cristiana, y por tanto de procesos de iniciación, de procesos de acompañamiento, de procesos mistagógicos».

«Podría decir tantas cosas…», pero Bru concluye con un «bendito Papa Francisco, santo subito, te necesitamos poner en los altares para que sigas intercediendo por nosotros y podamos seguir tu ejemplo». Y «bendito sea también el nuevo Papa que el Espíritu Santo quiera elegir a través de los cardenales electores; que sea alguien que recoja tus riendas, con sus propias características, con su propia novedad, pero que continúe tu reforma de la Iglesia».