¿Es posible un amor para siempre? No me cabe duda de que las más de cien parejas de novios que el domingo clausuraban la Jornada de la Sagrada Familia recibiendo la bendición de nuestro arzobispo habrían contestado que sí porque esa es la esperanza que atesoran en su corazón. Don Carlos les agradeció emocionado su presencia, signo de un futuro de familias misioneras y hogares de la misericordia. ¿Es posible un amor para siempre? Y, además, como el arzobispo propuso en su catequesis a las familias del sábado, un amor santo a imagen del don de Cristo Esposo.
La respuesta a estas preguntas nos la ha dado el Papa Francisco al convocar el Jubileo extraordinario. La misericordia es el amor de Dios fiel a la Alianza que ha establecido con nosotros; amor que ante las infidelidades responde buscando al que ha ofendido con más intensidad para restaurar la comunión herida. Y ese es el don del que el Señor con su gracia hace partícipes a los esposos. En este sentido, fue impresionante contemplar a cientos de familias pasando por la Puerta Santa para dejarse abrazar por Dios rico en misericordia y capacitarse así para vivir el perdón en sus hogares. Y más impresionante aún la fe con que participaron en el corazón de la Jornada y de la familia: la Santa Misa y las 24 horas de adoración. Esta es la fuente del don, el manantial de la caridad para que las familias participen del amor de Cristo Esposo.
La catedral de la Almudena se ha convertido este fin de semana en el centro de una inmensa peregrinación de familias acogidas, escuchadas y bendecidas personalmente de manera incansable durante horas por nuestro arzobispo.
Nada más cruzar la Puerta de la Misericordia, la mirada en la catedral se dirige a la Madre. Que Ella custodie tantas gracias como el Señor ha concedido a las familias de nuestra archidiócesis a lo largo de esta Jornada y cuide a las que más sufren, como aquellas más pobres a las que Caritas diocesana hará llegar la ofrenda presentada ayer por nuestras parroquias y familias madrileñas.