Madrid, con los mártires en Roma - Alfa y Omega

Madrid, con los mártires en Roma

La Eucaristía en San Lorenzo in Damaso reunió a los fieles de Madrid que habían ido a Roma

Redacción
El cartel que exhibieron en la Plaza de San Pedro, el 28 de octubre, los miembros del grupo de la diócesis de Madrid.

¿Te gusta lo que estamos cantando? Verás cuando escuches el himno de los mártires que tenemos preparado», me contaba en bajito, divertida, una de los miembros del coro de la Almudena. Ellos, la coral de la catedral de Madrid, fueron uno de los numerosos grupos que acudieron desde la diócesis a los actos de beatificación de los 498 mártires en la persecución religiosa en España durante la Guerra Civil. Su ánimo lo decía todo. No son profesionales, pero ensayan religiosamente, y nunca mejor dicho, todas las semanas, y sus motivaciones son exclusivamente el amor a Dios. Junto con ellos, y con la misma alegría y disposición, acudieron numerosos grupos organizados desde la diócesis de Madrid. No en vano la capital tiene en su haber al grupo más numeroso de mártires, 176, cuyos orígenes, como la de tantos madrileños hoy, provenían casi de cualquier lugar de España menos de Madrid.

Como aquella abuela de 81 años que viajó hasta Roma para asistir a la beatificación, y era la primera vez que salía de España. Se la podía ver en una terraza, frente al Pantheon de Agripa, tomando un capuccino junto a dos de sus nietas que habían decidido acompañarla. Miraba a su alrededor y charlaba animadamente con todo el que hablase español. «Qué gusto escuchar el castellano», decía, mientras descansaba un poquito hasta ponerse de nuevo en camino.

O como aquel anciano que caminaba lentamente apoyado en un bastón con una mano, y con la otra en su hijo, que le acompañaba pacientemente.

No es difícil imaginarse la escena. Si algunos de estos ancianos fueron testigos, aún siendo niños, de la persecución religiosa, o incluso si conocieron a alguno de los mártires, sacaron fuerzas de donde aparentemente no las había para hacer un largo trayecto que sirviera para rendir un justo homenaje a aquellos hombres y mujeres inocentes.

Todos ellos se reunieron en el acto que congregó a todos los participantes de la peregrinación organizada por la diócesis de Madrid. Tuvo lugar el día antes de la gran beatificación, concretamente el sábado 27, celebrada en la céntrica basílica parroquial romana de San Lorenzo in Damaso, y presidida por su titular, el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco.

Se trató de una acogedora celebración en la que el arzobispo de Madrid quiso recalcar el valor que los mártires tenían como modelos para la sociedad de nuestro tiempo, y cómo en sus vidas se hizo patente el cumplimiento de la voluntad de Dios. Quiso destacar también la patente devoción que los mártires, y especialmente los más jóvenes, tuvieron por la Virgen y cómo murieron con las palabras: «Viva Cristo Rey» en los labios.

«Que no vuelva a suceder nunca»

En la Eucaristía celebrada para los peregrinos de la archidiócesis de Madrid estuvo, entre otras personalidades, don Eugenio Nasarre, parlamentario del Partido Popular que dijo a Alfa y Omega:

«He venido fundamentalmente como católico español. Esta peregrinación tiene una alta dimensión histórica, y nos recuerda a todos páginas de nuestra historia. Vengo con un espíritu muy fuerte de reconciliación, para pedirle al Señor que lo que les sucedió a nuestros mártires no vuelva a suceder nunca, a orar por los que cometieron todos estos horribles crímenes, y para mirar al futuro, a España, con mucha esperanza, para pedir también que esta reconciliación a la que todos los españoles hemos contribuido tenga raíces profundas, no se deteriore, y seamos capaces de mirar al futuro. Personalmente estoy viviendo estos días como un gran don, como un privilegio. Y esta Eucaristía de hoy, con el cardenal Antonio María Rouco, nos ha unido mucho a los madrileños que hemos participado en ella. Madrid fue, desgraciadamente, una ciudad muy protagonista en los martirios, y creo que esta beatificación va a suponer un bien para la Iglesia y para la sociedad española».