Luis Argüello: «Colaboré en una candidatura municipal del PSOE» - Alfa y Omega

Luis Argüello: «Colaboré en una candidatura municipal del PSOE»

Tras coquetear con la política en su juventud y ocupar todos los cargos posibles en la archidiócesis de Valladolid, se convierte este 30 de julio en el arzobispo

Fran Otero
El también secretario general de la CEE, durante un encuentro en la Fundación Pablo VI. Foto: Europa Press / Isabel Infantes.

Estrena cargo, pero continúa en la archidiócesis de Valladolid.
Hay un cambio cualitativo. Ser arzobispo supone una novedad en la responsabilidad y en la significación. Hay un elemento de continuidad.

Vayamos atrás. Usted siempre hace referencia a sus orígenes en Meneses de Campos (Palencia) ¿Qué queda en el nuevo arzobispo de aquel niño?
El valor de lo real y de la cercanía. Creo que la vida del mundo rural, que muchas veces es mitificada, da una perspectiva en cuanto a la manera de vivir el tiempo y de situarte en el espacio frente al vértigo de este mundo. Lo rural habla de la familia, del medio ambiente… En cualquier caso, la cultura dominante ha llegado a los pueblos, como los ritmos de producción y consumo. En mi pueblo se ven furgonetas de Amazon.

Ya en Valladolid le marcó mucho su etapa universitaria.
Estuve entre 1971 y 1983. Fue una época de gran transformación interior y espiritual. Mi estancia coincidió con la Transición y la aprobación de la Constitución. Era la época de las primera revueltas universitarias, y ese mundo provocó en mí una especie de revolución que puso un poco de distancia con la experiencia religiosa. Entre 1975 y 1980 tonteé con algunas actividades políticas en las primera elecciones democráticas y colaboré con alguno de los partidos sin militancia firme. Había participado antes en la Junta Democrática de España y en la Plataforma de Convergencia Democrática de España. La experiencia con los partidos políticos me produjo un desencanto y, en medio de todo, los hermanos de La Salle, con los que había estudiado, me llamaron para que explicara la nueva Constitución en las enseñanzas medias. Volví al colegio y tuve una experiencia de nueva conversión. No había abandonado la Iglesia, pero sí tuve un encuentro personal con Jesucristo. Ahí empezó un proceso que continuó en el seminario en los años 80.

¿Pensó en dedicarse a la política?
A finales de los años 70 tuve una relación cercana con el llamado Equipo de la Democracia Cristiana por una amistad con Joaquín Ruiz Jiménez. Luego colaboré en la candidatura municipal del PSOE cuando ganó por primera vez las elecciones, y también por una relación personal con la delegada de la Facultad de Filosofía y Letras.

¿Qué es lo que más pesó a la hora de responder a la llamada de Dios?
Cuando me planteé ser cura me influyó la Comunidad de Taizé por su pasión por la reconciliación y la comunión.

En la archidiócesis de Valladolid ha pasado por todos los cargos.
El arzobispo Delicado Baeza me confió siempre, además de su cercanía, responsabilidades. Tras ser ordenado, me quedé en el seminario para crear el equipo de formadores diocesanos, pues hasta entonces estaba gestionado por los Operarios Diocesanos. Más tarde fui el rector. He tenido otros cargos pastorales y he colaborado con numerosas parroquias, sobre todo, para hacer sustituciones. Los domingos iba de un lado a otro y eso me permitió conocer las parroquias de un modo sencillo.

Bio

Natural de Meneses de Campos (Palencia), donde nació hace 69 años, Luis Argüello pronto se trasladó a Valladolid para estudiar en el colegio de los hermanos de La Salle. Tras licenciarse en Derecho Civil y colaborar en la universidad, entró en el seminario. Fue ordenado sacerdote el 27 de septiembre de 1986. 30 años después, el Papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de Valladolid y, hace poco más de un mes, arzobispo.

¿Cuáles son los retos que enfrenta la Iglesia en Valladolid?
Toda la Iglesia en España tiene el desafío de la transmisión de la fe, de ofrecer la novedad cristiana a una cultura que ha dejado de tener como referencia la fe. El otro desafío tiene que ver con vivir cada cual según su vocación.

¿Los laicos?
Se habla de promoción laical solo desde protagonismos en el interior de la Iglesia, que son necesarios, pero lo que caracteriza a la identidad y la espiritualidad laical es la caridad política.

¿Son ellos los responsables de dar la batalla cultural?
Están llamados a dar testimonio en los ambientes e instituciones de las que forman parte: familia, trabajo, tiempo libre… Pero es difícil vivir la caridad política si los laicos no se asocian.

¿Se ha quedado sola la Iglesia en la defensa de la vida?
La misión de la Iglesia tiene un componente profético y, a veces, a contracorriente y martirial. Pero el mayor déficit de esta presencia es que la necesaria especialización se transforma en parcialidad. El testimonio de los cristianos en favor de la vida tiene que ser integral. Habrá más posibilidad de tocar el corazón de nuestros contemporáneos al defender la vida en el vientre materno si nos preocupamos de las condiciones económicas y sociales.