Ricardo Blázquez se despide de Valladolid: «Este pueblo, como sus vinos, es de solera» - Alfa y Omega

Ricardo Blázquez se despide de Valladolid: «Este pueblo, como sus vinos, es de solera»

El 30 de julio Luis Argüello tomará posesión como nuevo arzobispo

Redacción
Foto: Iglesia en Valladolid.

Este sábado se ha despedido Ricardo Blázquez de la archidiócesis de Valladolid con una solemne eucaristía de acción de gracias en la catedral de Valladolid. Culminan así 12 años de servicio en esta sede arzobispal a la que se incorporará Luis Argüello quien tomará posesión como nuevo arzobispo el próximo 30 de julio.

A la celebración de despedida han acudido las principales autoridades civiles de la ciudad, encabezadas por el alcalde, Óscar Puente, autoridades militares y varios obispos de Castilla y León.

En su homilía, Ricardo Blázquez ha evocado sus 34 años de ministerio episcopal con «sus gozos y gratificación» dando «gracias a Dios porque he podido cumplir el servicio confiado a pesar de mis debilidades». De esta forma, el cardenal ha hecho un repaso a los años vivido con una gratitud que «tiene su fundamento en la gratuidad de Dios»: «Doy gracias a Dios porque en su providencia me llamó para ejercitar el ministerio episcopal durante doce años en Valladolid, con vosotros y para vosotros. He deseado cumplir la misión que se me encomendó con cercanía, dedicación y laboriosidad».

El arzobispo ha dado las gracias también a los sacerdotes, diáconos, religiosos, consagrados y laicos que se han cruzado en su camino y que han compartido tareas con él, especialmente quien será su sustituto y, hasta ahora su obispo auxiliar, Luis Argüello. Además, ha mostrado su agradecimiento a un diácono permanente de la archidiócesis, Patricio Fernández, por ser de gran apoyo durante sus años al frente de la Conferencia Episcopal Española. También ha dado las gracias al Papa Francisco por haberle creado cardenal en el año 2015 otorgándole como sede en Roma la iglesia donde reposan los restos de San Felipe Neri, muy querido en la diócesis de Valladolid.

En esta homilía Blázquez ha explicado además cuál es su perspectiva de futuro a partir de ahora. Ha asegurado que espera «con serenidad y sin angustia la venida del Señor», pero que eso no va a significar quedarse quieto: «Llegado a cierta edad es conveniente que asuma otra persona la responsabilidad arzobispal; pero la condición de emérito no significa pasar las horas y los días de brazos cruzados, «muy ocupado en no hacer nada’». Por eso, a sus 80 años, ha reconocido que siente haber cumplido «ciertamente con muchas limitaciones, la misión que me ha ido encomendando», y que ha comprendido «que todas las edades de la vida son preciosas, la infancia, la juventud, la madurez y la ancianidad».

A partir de aquí, la homilía del cardenal ha sido una sucesión cronológica de los principales acontecimientos de su ministerio, como sus estudios en Roma, su paso por la facultad de Teología de Salamanca, su llegada a Santiago de Compostela como auxiliar, su servicio en Palencia o Bilbao durante 15 años y, por último, su paso por Valladolid ciudad cuyo consistorio le nombró «Hijo Predilecto». «Al recuerdo de doce años como Arzobispo se une este nuevo motivo que me vincula estrechamente a vosotros como obispo y como ciudadano. Este pueblo, como sus vinos, es de solera», ha asegurado. Por último, ha expresado un anhelo: «Yo deseo, como signo de comunión episcopal con la iglesia de Valladolid, ser enterrado aquí en esta catedral. Retornar ahora a Ávila no significa en absoluto alejarme de Valladolid».