Los siete dones del Espíritu Santo que Dios te quiere dar este Pentecostés  - Alfa y Omega

Los siete dones del Espíritu Santo que Dios te quiere dar este Pentecostés 

De la mano el Papa Francisco recorremos los siete dones que Dios ofrece de manera especial en la fiesta dedicada al Espíritu Santo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
El Espíritu Santo es «el don de Dios por excelencia», decía Francisco
El Espíritu Santo es «el don de Dios por excelencia», decía Francisco. Foto: Ric Rodrigues.

«El Espíritu Santo constituye el alma, la savia vital de la Iglesia y de cada cristiano: es el Amor de Dios que hace de nuestro corazón su morada y entra en comunión con nosotros». Lo decía el Papa Francisco al comienzo de su ciclo de catequesis sobre la tercera persona de la Trinidad, pronunciadas en 2014. En ellas, el Papa Francisco profundizó en sus siete dones del Espíritu Santo: «son siete porque este es el número que simbólicamente significa plenitud y totalidad», fundamento de la vida cristiana.

Así, el don de la sabiduría «es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios», y también «escuchar con los oídos de Dios, amar con el corazón de Dios, juzgar las cosas con el juicio de Dios», lo que permite interpretar la vida desde una perspectiva divina, más allá de las emociones pasajeras.

El don del entendimiento va más allá de la mera inteligencia, pues «permite leer dentro» de la realidad, es decir «comprender las cosas como las comprende Dios». Por eso, «es un don que todos nosotros debemos pedir y pedir juntos: Danos, Señor, el don de entendimiento».

Por su parte, el don consejo orienta nuestras decisiones concretas como una brújula interior, pues a través de él «es Dios mismo, con su Espíritu, quien ilumina nuestro corazón», algo que se hace más patente a la hora de «aconsejar a los hijos», que es «un don de Dios».

La fortaleza que da el Espíritu permite sostenernos en la debilidad, porque «nos da fuerza y nos libera también de muchos impedimentos» que encontramos en nuestro día a día. Hay que tener presente que «el Señor no nos prueba más de lo que nosotros podemos tolerar», afirmó Francisco en su catequesis.

La ciencia del Espíritu nos lleva a descubrir la presencia divina en todo lo creado, «un don especial que nos lleva a captar, a través de la creación, la grandeza y el amor de Dios». Solo así podemos percibir de manera real que «la creación es un don maravilloso que Dios nos ha dado para que cuidemos de él».

El don de piedad no es pietismo ni fingida devoción, sino «sinónimo de auténtico espíritu religioso, de confianza filial con Dios» que nos mueve a orar. Este regalo de Dios «nos hace apacibles, serenos, pacientes, en paz con Dios, al servicio de los demás con mansedumbre».

Por último, el don del temor de Dios, lejos de identificarse con el miedo, «nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios y su amor». «Cuando estamos invadidos por el temor de Dios, entonces estamos predispuestos a seguir al Señor con humildad, docilidad y obediencia», decía el Papa en su catequesis sobre el Espíritu Santo, él mismo «el don de Dios por excelencia».