Los primeros después de san Pablo - Alfa y Omega

Los primeros después de san Pablo

La archidiócesis de Tarragona y la Concejalía de Turismo tarraconense se unen para ofrecer un itinerario arqueológico único, que descubre las huellas de la primera comunidad paleocristiana que siguió las huellas de Pablo de Tarso. Una comunidad que encontró su fuerza expansiva en el martirio a causa de su fe en Jesucristo

Colaborador
Capilla de San Pablo en el Seminario de Tarragona. Foto: Santiago Grimau

Pocas ciudades en la península ibérica como Tarragona nos pueden ofrecer un escenario arqueológico tan fascinante que nos permita recorrer las huellas de los primeros cristianos hispánicos. Tarraco fue capital de la Hispania Citerior en tiempos apostólicos, y una venerable tradición sitúa la acción misionera de Pablo de Tarso en la ciudad.

Sala Central de la Villa de Centcelles. Foto: MNAT

En el año 259, en el marco de las persecuciones de los emperadores Valeriano y Galieno, fueron martirizados en el anfiteatro el obispo Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio. Da fe de este hecho la Passio Fructuosi, un documento fechado con anterioridad a la segunda mitad del siglo IV. Los mártires fueron sometidos a la pena capital de la vivi crematio (ser quemados vivos) y sus restos mortales fueron transportados a un área cementerial cercana al río Tulcis (actual Francolí) donde fueron enterrados. Allí su culto generó, a finales del siglo IV, la creación de un gran santuario. Estaba formado por una basílica martirial, un edificio anejo posiblemente con funciones de episcopio y xenodochium (espacio para acoger peregrinos), un cementerio y una pequeña basílica funeraria.

Impulso a la cristianización

En este mismo momento, en el año 385, el obispo Himerio recibía funciones vicariales por parte del Papa Siricio. La Iglesia de Tarraco desplegará sus funciones como Iglesia metropolitana dinamizando concilios en la provincia Tarraconense e impulsando el proceso de cristianización sobre el territorio.

Durante la época visigoda continuará teniendo una gran capacidad de transformación de la topografía urbana, construyendo nuevos templos y otras edificaciones eclesiásticas. También será impulsora de una escuela eucológica [N. d. R.: la eucología es la ciencia que estudia las oraciones y su aplicación litúrgica] que influyó decididamente en la formación y codificación del rito litúrgico hispánico. Una muestra de esta realidad la tenemos en el Liber Orationum Festivus, conservado en la Biblioteca Capitular de Verona, en Italia.

Anfiteatro de Tarragona. Foto: Desdedalt / ICAC

Un relato desde el patrimonio

La huella que todo este proceso histórico ha dejado sobre la ciudad ha llevado a generar un relato patrimonial llamado La Ruta de los primeros cristianos de Tarraco, y que es una invitación al visitante a recorrer diferentes equipamientos museísticos y yacimientos que guardan relación con el pasado paleocristiano de la ciudad.

La ruta se inicia en el Centro Tarraconense El Seminario, ante la capilla de San Pablo, del siglo XIII, donde una piadosa historia ubica la predicación del apóstol de los gentiles sobre la roca en la que cimienta dicha construcción. En este espacio se explica la tradición de la llegada del apóstol a la ciudad, se puede visionar un documental sobre los primeros cristianos de Tarraco y disfrutar de una serie de plafones que ayudan a obtener una visión aérea de la ruta. El segundo espacio es el Museo Bíblico, que posibilita comprender las bases teológicas y simbólicas del cristianismo primitivo en clave universal. El museo diocesano y la catedral permiten entender el período de la Iglesia en época visigótica, pues todo apunta a que en este espacio se erigió la catedral de ese momento, dedicada a santa Jerusalén y san Fructuoso. El anfiteatro nos ubica en el espacio del martirio de los santos tarraconenses Fructuoso, Augurio y Eulogio, y permite entender cómo su memoria ha perdurado a lo largo de los siglos en este lugar sagrado, con la superposición de dos iglesias (siglos VI y XII) sobre el espacio preciso de su martirio. El foro de la colonia, centro neurálgico de la ciudad en tiempos de Pablo, acompaña la reflexión de que si el apóstol llegó a Tarragona, este sería el escenario de parte de su acción misionera.

Museo de la Necrópolis Paleocristiana. Foto: MNAT

De necrópolis a centro comercial

La necrópolis paleocristiana nos introduce en las costumbres funerarias de la primera comunidad cristiana de Tarraco para entender el fenómeno martirial que experimentó esta zona. Hoy se puede visitar una pequeña basílica funeraria de inicios del siglo V, conservada en el interior del centro comercial Parque Central. La necrópolis ofrece un área llena de sepulturas y mausoleos con muestras esplendidas de iconografía y epigrafía cristiana. La colección de sarcófagos, laudas funerarias en mosaico e inscripciones es realmente excepcional.

La ruta acaba en el conjunto tardorromano de la villa de Centcelles, con una magnífica construcción de finales del siglo IV o inicios del siglo V rematada por una cúpula decorada con escenas bíblicas, y que es uno de los referentes más importantes del arte paleocristiano hispánico. La información de la ruta puede obtenerse en www.tarragonaturisme.cat

Andreu Muñoz Melgar
Arqueólogo y director del Museo Bíblico Tarraconense