Los obispos polacos llaman a la oración para frenar la liberalización del aborto - Alfa y Omega

Los obispos polacos llaman a la oración para frenar la liberalización del aborto

Ante la venta de la píldora del día después a adolescentes sin receta y varios proyectos de ley sobre el aborto piden que en la Jornada Mundial de los Niños se recuerde a los no nacidos

Redacción
Foto: AFP / Wojtek Radwanski.

Los obispos de Polonia han animado a los fieles a aprovechar la próxima Jornada Mundial de los Niños, los días 25 y 26 de mayo, para rezar por los no nacidos. «A la vista de la creciente presión en el espacio público y las acciones del Gobierno para cambiar la protección legal de la vida humana hacia la legalización de matar a niños en los vientres de sus madres», el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Polaca exhorta a que esos días, «en nuestras oraciones, recordemos también a los niños que nunca han podido ver la luz del sol».

El episcopado responde así a las reformas que está tramitando la coalición centrista encabezada por Donald Tusk. Desde el pasado 1 de mayo, por ejemplo, las mujeres mayores de 15 años pueden adquirir sin receta la píldora del día después en muchas farmacias. Esta medida se aprobó en el Parlamento hace dos meses, pero se encontró con el veto del presidente Andrzej Duda. Para sortearlo, el Ejecutivo modificó el reglamento farmacéutico para facilitar la venta al amparo de la obligación de proporcionar medicinas a pacientes cuya salud esté en peligro.

Además, se están tramitando de forma paralela en el Parlamento cuatro proyectos de ley diferentes para liberalizar esta práctica. Las distintas opciones, todas propuestas por el Gobierno, contemplan desde una despenalización hasta el aborto libre hasta las 12 semanas, pasando por establecerlo como derecho en el caso de malformaciones fetales. Deben someterse al debate de una comisión especial antes de llegar al Pleno.

Posición «inequívoca e inmutable»

Frente a estas iniciativas, el Consejo Permanente de los obispos recuerda la posición «inequívoca e inmutable» de la Iglesia. Y lo hace citando al respecto la reciente declaración Dignitas infinita, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. «La Iglesia nos recuerda de forma constante» que la afirmación de la dignidad del ser humano desde su concepción hasta su muerte natural «es el presupuesto irrenunciable para la tutela de una existencia personal y social, y también la condición necesaria para que la fraternidad y la amistad social puedan realizarse en todos los pueblos de la tierra».

El texto de esta última declaración bebe ampliamente del magisterio de san Juan Pablo II, para quien el aborto provocado «presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso» entre todos los atentados contra la vida humana. Sin embargo, recordaba el Pontífice polaco en Humanae vitae, ya en 1995, «la percepción de su gravedad se ha ido debilitando progresivamente en la conciencia de muchos».  

Por ello «se requiere más que nunca el valor de mirar de frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de autoengaño». Ante «la difusión de una terminología ambigua, como la de “interrupción del embarazo”», que apunta a un cierto «malestar de las conciencias», tanto Humanae vitae como Dignitas infinita recordaban que «el aborto procurado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento». 

La declaración también citaba Evangelii gaudium, donde Francisco definía a los no nacidos como «los más indefensos e inocentes de todos» entre los más débiles. «Hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo». Defender su vida «está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano».