Los jóvenes peregrinos reconstruirán Oriente Medio
Franceses, sirios, libaneses, iraquíes y egipcios han viajado juntos a Portugal con L’Oeuvre d’Orient para conocerse entre ellos y mostrar el cristianismo oriental
«No puedo describir todos los sentimientos negativos que llevo dentro», confiesa Shameram Bahini. Esta joven de 22 años de Alepo (Siria) tuvo que dejar su hogar durante la guerra y refugiarse con su familia en otro barrio. «Sufrí una herida de bala en la pierna, lo que me afectó mucho mentalmente». Después vino la terrible crisis económica fruto de la guerra y las sanciones. El terremoto del pasado febrero, que los obligó a abandonar de nuevo su hogar, «fue un golpe muy fuerte para nuestras débiles almas». «Débiles» no es precisamente la palabra que viene a la mente cuando explica que estudia Literatura Inglesa, es jugadora profesional de baloncesto y trabaja para el Consejo de Iglesias de Oriente Medio. «Puedo hablarle a todo el mundo de la presencia y la protección de Dios hacia mi familia; por eso tengo una gran fe y esperanza», comparte junto con su dolor.
Mientras habla con Alfa y Omega, Shameram cuenta las horas para unirse, junto con sus amigas Lana y Jude al grupo de 110 jóvenes que la entidad francesa L’Oeuvre d’Orient ha organizado para participar en la JMJ. Entre ellos hay franceses y egipcios coptos residentes en Francia y una quincena de libaneses, sirios, iraquíes y egipcios. Aunque la entidad suele financiar la participación en la JMJ de jóvenes de las Iglesias orientales —600 este año—, es la primera vez que pone en marcha su propio grupo. Nicolas Meslin Sainte Beuve, el coordinador, explica que como cada vez hacen voluntariado con ellos más personas —150 al año— se ha ido formando una nueva generación de jóvenes interesados en el cristianismo oriental. Cuando la entidad pensó en enviar a la JMJ una pequeña delegación, «nos encontramos mucha demanda». Además, la noticia se extendió y «los directores de proyectos en otros países empezaron a decirnos que conocían a jóvenes que querían venir».
Una de ellas era Shameram. Aunque «soy siroortodoxa, había oído hablar mucho de la Jornada Mundial de la Juventud y deseaba vivirla». Se enteró de la peregrinación de L’Oeuvre d’Orient por uno de los proyectos que financian en Siria y pidió formar parte. Aunque le agobia pensar en las aglomeraciones, gana el deseo de «hacer amigos de todo el mundo» y dar a conocer el rico patrimonio de su país en los dos actos que organizará el grupo.
Desde Oporto, donde el grueso del grupo llegó el domingo pasado, Nicolas cuenta que esta primera semana la están invirtiendo en «hablar mucho y conocernos unos a otros y nuestras espiritualidades». Cree que sus compatriotas tienen «una oportunidad poco común» de conocer personas y formas de vivir la fe que en su día a día no podrían experimentar, y espera que se conviertan en sus portavoces en Francia. En cuanto a sus compañeros orientales, confía en que la JMJ sea para ellos «un punto de inflexión» que los convierta en «agentes de reconstrucción y de futuro» en sus países.
«Estoy convencida de que esta experiencia me acercará más a Dios», asegura la joven siria. Desea que también «muestre la conexión entre los cristianos del mundo». «Vamos a recibir la luz de Cristo en este encuentro y luego a volver a casa para encender el mundo con ella».
Para los muchos jóvenes de Siria y el Líbano que no podrán viajar a Lisboa, Ayuda a la Iglesia Necesitada financia la organización de sendos encuentros paralelos a la JMJ. 1.000 jóvenes sirios se reunirán en Saydnaya, localidad duramente golpeada por el yihadismo. «Es un pequeño milagro. Será el primer acontecimiento nacional de tal envergadura para la juventud», asegura Xavier Bisits, coordinador local de ACN.
«Os invito a perseverar en vuestra fe, esperanza y amor mutuo y por vuestro país, y a no perder la esperanza en un futuro mejor», les dijo el Papa en un mensaje. Jesús y «toda la Iglesia están cerca de vosotros». Se despedía pronosticando que «vosotros reavivaréis vuestras Iglesias y reconstruiréis vuestro país». En el Líbano, varias sedes en torno al monte Líbano acogerán a 1.100 jóvenes.