Los jóvenes fuman y beben menos, pero «las adicciones sin sustancia son una realidad emergente»
Una encuesta del Ministerio de Sanidad muestra que ha bajado considerablemente el consumo de tabaco, alcohol y cannabis entre jóvenes de 14 a 18 años
La última Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (Estudes), que presentó el miércoles el Ministerio de Sanidad, refleja que el consumo de tabaco entre estudiantes entre 14 y 18 años registra mínimos históricos: un 27,3 % lo ha probado alguna vez y solo un 4,3 % fuma a diario; además, el 46,4 % ha intentado dejarlo en el último año.
La encuesta muestra asimismo un mínimo histórico en consumo de cannabis: desciende 5,9 puntos, respecto al 2023, el porcentaje de quienes lo han probado alguna vez, un 21 % de los jóvenes. Por otra parte, las prácticas de riesgo asociadas al alcohol, como las borracheras y el consumo en atracón, han alcanzado sus valores más bajos desde el año 2000: un 17,2 % y un 24,7 %, respectivamente.
Micaela Dalae y Ainara Martínez, psicólogas de Proyecto Joven, una iniciativa vinculada a la Fundación Amigó para la prevención de factores de riesgo asociados a conductas adictivas, destacan que «las adicciones sin sustancia son una realidad emergente, que tiene asociado un elemento de normalización que no es bueno».
—La encuesta Estudes muestra una bajada considerable en el consumo de Alcohol, tabaco y cannabis por parte de jóvenes. ¿Es esa realidad que veis todos los días?
—Un matiz: las encuestas estudiantiles reflejan consumos no problemáticos, pero la realidad es que las familias que vienen a nuestro recurso lo hacen cuando ya hay un problema más grande, y eso no tiene por qué coincidir con las estadísticas nacionales.

—¿Cuáles son los comportamientos adictivos más habituales con los que trabajáis?
—Nosotros atendemos la repercusión de las adicciones a nivel comportamental, por un lado lo relacionado con las pantallas y por otro lo que tiene que ver con sustancias como el cannabis o el alcohol.
En nuestro caso, antes trabajábamos con problemas relacionados con sustancias en un 90 %. Hoy en día, lo hacemos al 50 % con sustancias y al 90 % con pantallas, videojuegos y móvil.
Las adicciones sin sustancia son una realidad emergente, que tiene asociado un elemento de normalización que no es bueno. No hay tanta conciencia sobre el peligro del abuso de la tecnología o las pantallas, porque el nivel de tolerancia social es muy elevado.
—¿Son dos tipos de adicción igual de problemáticos?
—Son igual de problemáticos, la diferencia es que las sustancias provocan un daño orgánico, pero a nivel cerebral las reacciones son muy similares, porque el mecanismo de la adicción es el mismo.
También observamos que chavales que pierden el control lo hacen con presencia de varios elementos adictivos a la vez. Se entrelazan muchos elementos y conductas de evasión. No dejan de ser una mala regularización de la persona.
—Las campañas de sensibilización hacia el consumo de alcohol o tabaco parecen funcionar. ¿Se debería hacer lo mismo sobre las adicciones sin sustancia a las que están expuestos los adolescentes?
—Sin duda es necesario, pero sin demonizar. Hay que educar en un término medio que invite a hacer un buen uso.