Los islamistas ejecutan en Egipto a un copto y dos jóvenes de tribus locales
Si no se toman medidas «serias», afirma una organización egipcia pro derechos humanos, «continuará la huida de familias cristianas» por los ataques islamistas y la guerra de guerrillas
La Iglesia costa en Egipto «llora a un hijo y siervo fiel» que ahora está en la gloria celestial de Cristo por haber «dado testimonio de su fe hasta el sacrificio de la sangre». Con estas palabras ha lamentado el patriarca copto, Tawadros II, el asesinato de Nabil Habashi Khadim. Este joyero y empresario copto fue asesinado en una fecha sin determinar por una célula local del Estado Islámico en la región de Sinaí del Norte. Su muerte fue grabada en vídeo y difundida el pasado fin de semana.
Habashi, de 62 años, fue secuestrado el 8 de noviembre de 2020 en la ciudad de Bir al Abd, y ejecutado con un kalashnikov mientras estaba arrodillado en el suelo. Su familia era una de las más antiguas de la comunidad local, muy activa en el comercio de oro, además de poseer una tienda de ropa y un negocio de venta de teléfonos móviles, informa AsiaNews. Fue secuestrado en la carretera delante de su casa por hombres armados y vestidos de civil. En un primer momento, los captores pidieron un rescate a su familia.
Dos jóvenes de tribus locales
En el vídeo, antes de matarlo, uno de sus verdugos justificaba su muerte por haber contribuido a la construcción de una iglesia. Se trata del templo de la Virgen de Anba Karras, único lugar de culto cristiano de la ciudad. El terrorista acusaba asimismo a la Iglesia de colaboracionismo con el Ejército, la Policía y los servicios de inteligencia egipcios, que en 2018 lanzaron una ofensiva contra los extremistas en la región.
La grabación difundida en las redes sociales del Estados Islámico contenía también, según EFE, la ejecución de dos jóvenes, de 21 y 28 años, pertenecientes a tribus locales del Sinaí. Interrogados por los milicianos, afirmaban que habían sido capturados mientras participaban en la campaña contra el Estado Islámico.
Tres terroristas abatidos
Desde comienzos de 2019, la guerra de guerrillas entre los islamistas y las Fuerzas Armadas de Egipto han causado 840 muertes entre los presuntos terroristas y más de 60 entre los militares. En este contexto, también varios cristianos han sido asesinados. La Iniciativa Egipcia para los Derechos Personales ha explicado en un comunicado que los ataques contra las propiedades e iglesias cristianas en la zona se vienen registrando desde 2011, y que los asesinatos comenzaron en 2017. Si no se toman medidas «serias», añadía, «continuará la huida de familias cristianas».
El lunes, el Ministerio del Interior de Egipto anunció que sus fuerzas de seguridad habían abatido a tres integrantes de una célula del Estado Islámico después de intentar bloquearlos y de que los terroristas empezaran a disparar contra los agentes. Según el comunicado oficial, esta célula había estado involucrada en el asesinato de Habashi. Planeaba además «llevar a cabo una serie de acciones hostiles contra los ciudadanos coptos y sus propiedades y lugares de culto», así como contra las fuerzas de seguridad.
La declaración del patriarca Tawadros II concluía confirmando el apoyo de la comunidad ortodoxa copta «a los esfuerzos del Estado egipcio» destinados a contrarrestar «estos odiosos actos de terrorismo» y a «preservar nuestra querida unidad nacional» para un «futuro de paz y prosperidad».
Vacilantes mejoras
Según el informe Libertad religiosa en el mundo 2021, publicado este martes por Ayuda a la Iglesia Necesitada, «en algunos aspectos la libertad religiosa» en Egipto «ha mejorado en cierto modo» en los últimos años. Cita, por ejemplo, los «mensajes que promueven una mayor unidad nacional entre musulmanes y cristianos e iniciativas para promover la tolerancia interreligiosa, proteger el patrimonio religioso y legalizar cientos de iglesias». Sin embargo, «una intolerancia social profundamente enraizada y la discriminación contra los no musulmanes sigue siendo un problema social grave».
Los cristianos, continúa el análisis, siguen discriminados legalmente y «no disfrutan de los mismos derechos que los ciudadanos musulmanes». Además, «son con frecuencia víctimas de delitos como el chantaje, las agresiones violentas y los secuestros». En la mayoría de los casos en los que esto ocurre, «la Policía no interviene» y «los agresores gozan de inmunidad legal». En algunos casos, incluso, «son los coptos los que acaban encarcelados».