Los diarios secretos de Juan Pablo I salen a la luz
Los diarios secretos de Juan Pablo I, que será beatificado en Roma el 4 de septiembre, salen a la luz en un libro que revela que el Papa Luciani no dejaba nada a la improvisación y su gran bagaje cultural
El humo blanco salió despedido de la chimenea de la capilla Sixtina a las 19:20 horas del 26 de agosto de 1978 anunciando un sucesor para Pablo VI, que había fallecido 20 días antes, durante sus vacaciones en Castel Gandolfo. Pero Juan Pablo I, el Papa de la eterna sonrisa, protagonizó uno de los pontificados más breves de la Iglesia. 44 años después de su muerte, la Librería Editora Vaticana, en colaboración con San Pablo, publica los diarios íntimos de su paso por la sede de Pedro, con 42 textos inéditos formados por 25 alocuciones; 14 anotaciones personales, además de otros escritos de diversa índole, y tres textos suyos que fueron divulgados de manera póstuma: un discurso que había preparado para reunirse con los jesuitas dos días antes de que sufriera el infarto; un mensaje registrado para el 20 aniversario de la fundación de la diócesis de Miami, y un documento destinado a ser grabado para un convenio con el obispo de Bérgamo. «El libro es el fruto de una investigación que se ha extendido durante diez años a partir del archivo personal del Papa Luciani, que va del año 1929 al 27 septiembre de 1978. La investigación sobre su figura ha confluido ahora en este libro, pero arrancó con la apertura de la causa de beatificación, los que nos ha permitido acceder a las fuentes», asegura la periodista Stefania Falasca, vicepresidenta de la Fundación Juan Pablo I, que se ha encargado de editar y verificar las anotaciones, escritos y mensajes privados que el último Papa italiano apuntó en su bloc de notas y en la agenda que usó durante los 34 días de pontificado. «Son sus cuadernos de trabajo, que constituyen la génesis de todos sus pronunciamientos», recalca Falasca, quien presentó en Roma el pasado viernes el volumen Juan Pablo I: El magisterio. Textos y documentos del pontificado, editado de momento solo en italiano. Además, la periodista ha transcrito decenas de horas de las intervenciones grabadas del Papa Luciani que ha desempolvado del archivo de Radio Vaticana. «Quería cotejar el texto definitivo con el texto que tenía preparado para poder revelar, efectivamente, los cambios que había efectuado», relata.
Hoy en día, la Oficina de Prensa del Vaticano pone a disposición de los medios el texto definitivo que pronunciará el Papa, pero esta práctica no existía antes. «Hasta ahora no contábamos con un texto que mostrase el contenido de lo que había realmente pronunciado», incide. Juan Pablo I fue el primer Pontífice que, sistemáticamente, integró el texto que tenía preparado con otras partes, o que directamente lo dejó de lado para improvisar o incluso para hablar en otras lenguas. Por lo que este trabajo resulta fundamental para acercarse a su figura. «Del estudio de las fuentes se deduce que detrás de esa oratoria que caracterizó su pontificado hay un trabajo meticuloso. No dejaba nada a la improvisación», resume Falasca. Esto queda reflejado en los apuntes de su bloc de notas, donde escribe: «Los discursos hay que leerlos, recitarlos y corregir los bocetos». Para Falasca, que Juan Pablo I optase por la sencillez y la familiaridad en sus alocuciones «respondía a una preferencia teológica».
El bagaje cultural del Papa Luciani rompe los límites que presupone una formación netamente eclesiástica. En sus discursos cita a los grandes autores de la literatura angloamericana o rusa, pero también a figuras como el mafioso Al Capone, al que define como un «gánster sin escrúpulos», o al personaje de Pinocho: «Sus alocuciones son una mezcla entre lo sacro y lo profano». Otras personalidades que aparecen en sus diarios son Chesterton o Charles Péguy, que el Papa Luciani contrasta con Nietzsche.
Entre los textos que ven la luz por primera vez hay una carta que Juan Pablo I envía al entonces presidente de Estado Unidos, Jimmy Carter, justo antes de que se celebraran las negociaciones en Camp David para lograr una solución al conflicto árabe-israelí. También emerge su preocupación por el diálogo ecuménico. «En mi vida había escuchado palabras tan hermosas para la Iglesia como las que él pronunció», escribió sobre el metropolitano de la Iglesia ortodoxa rusa Nikodim de Petersburgo, que murió en sus brazos durante una audiencia en el Vaticano, el 5 de septiembre de 1978.
Juan Pablo I
Fundación Vaticana Juan Pablo I
2022
472
29 €