Los curas de la DANA y el madrileño Rufino García reciben los Galardones Alter Christus

Los curas de la DANA y el madrileño Rufino García reciben los Galardones Alter Christus

Benetússer, en la zona cero de la riada, acogió la ceremonia de entrega de los Galardones Alter Christus. «La vida del sacerdote es una aventura apasionante», subrayó el arzobispo de Valencia

María Martínez López
Benavent posa con algunos de los premiados con los Galardones Alter Christus.
Benavent posa con algunos de los premiados con los Galardones Alter Christus. Foto: Regnum Christi.

«En los migrantes reconocemos una presencia viva del Señor; acogerlos es acoger a Cristo mismo». Lo subrayó este lunes Rufino García Antón, delegado de Pastoral de la Movilidad Humana de la archidiócesis de Madrid, al recoger su premio en los Galardones Alter Christus en la categoría de Pastoral Social. En total, fueron 69 los sacerdotes reconocidos, de siete diócesis.

El Instituto Nuestra Señora del Socorro de Benetússer (Valencia) acogió la ceremonia de entrega de estos galardones concedidos por el Regnum Christi. La elección del sitio no era baladí, pues esta edición estuvo marcada por el agradecimiento a los sacerdotes que, durante la DANA del pasado año, sostuvieron con su fe y su entrega a las comunidades más golpeadas por la tragedia.

De hecho, el grueso de los premiados eran los 62 sacerdotes de la zona cero afectada por la DANA, en Valencia. «Es un orgullo ver» cómo los sacerdotes valencianos se entregaban «con valentía, especialmente en los momentos más difíciles, cuando la confusión reinaba», subrayó Javier Cereceda, director territorial de los Legionarios de Cristo y miembro del Colegio Directivo del Regnum Christi en España.

También de otras zonas

El arzobispo valenciano, Enrique Benavent, recogió este premio especial en nombre de todos. Agradeció «que este acto se haya celebrado precisamente aquí, en Benetússer, en el corazón de la comarca más afectada».

Benavent con otros sacerdotes y el cardenal Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Benavent con otros sacerdotes y el cardenal Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Foto: Arzobispado de Valencia.

Recordó que «muchos sacerdotes, venidos incluso de otras zonas, se pusieron en camino para ayudar y acompañar a quienes lo estaban pasando mal». Añadió que «la grandeza del sacerdocio se encuentra en la humildad con la que el sacerdote vive su ministerio, y en vivir nuestra vocación como entrega de nuestra propia vida. No somos sacerdotes para ser servidos, sino para servir y dar la vida».

Finalmente invitó a mirar la vocación sacerdotal con esperanza: «La vida de un sacerdote no es aburrida ni monótona; es una aventura apasionante, porque el Señor nos llama una y otra vez a misiones nuevas».

Pastoral del abrazo

El premio a Rufino García Antón pretendía poner en valor su larga trayectoria sirviendo a migrantes y refugiados. Él lo recibió «con humildad agradecida y compartida», dijo, recordando las palabras del Evangelio: «Cuando hayáis hecho todo lo que debíais hacer, decid: “Siervos inútiles somos”». Agradeció a todos los que colaboran en la acogida a las personas migrantes, especialmente a la Mesa por la Hospitalidad, y subrayó: «Debemos construir puentes y no muros».

Rufino Garcia Antón (centro) en un momento de la gala.
Rufino Garcia Antón (centro) en un momento de la gala. Foto: Regnum Christi.

Compartió reconocimiento con Miguel David Pozo, de Córdoba, que compartió categoría con el madrileño. Se reconocía su entrega a los más pobres y su creatividad pastoral en los barrios del Polígono Guadalquivir y el Sector Sur de Córdoba. «Mi vida consiste en desgastarme amando», para «curar un corazón herido a través de un abrazo».

De lo rural al centro de Barcelona

Nicanor Martínez García, de León, fue premiado en los Galardones Alter Christus en la categoría de Atención al Clero por su dedicación a la formación y acompañamiento de los sacerdotes de su diócesis. Lo hace coordinando a un equipo de sacerdotes que cuidan la formación permanente, la salud y la vida espiritual del clero. De cerca, de Astorga, son José Antonio Crespo y Francisco Requena. Fueron reconocidos en la categoría de Vida Parroquial por su vida compartida al servicio de las pequeñas comunidades rurales desde el santuario de Nuestra Señora de las Ermitas.

El barcelonés Jordi Domènech también fue reconocido en esta categoría. En esta ocasión, por su compromiso con al evangelización y la pastoral juvenil en barrios marginales de entornos urbanos. Un premio que dedicó a los laicos y voluntarios que hacen posible la vida parroquial con su entrega.

En la categoría de Nueva Evangelización, el galardón fue para Emili Marlés, que introdujo el método LifeTeen en España. Lo dedicó a los sacerdotes y laicos que hacen posible un cambio misionero en las parroquias.