Cuando uno sale por la puerta del Lara tiene una mezcla de desconcierto y buen rollo metido en el cuerpo. Eso es lo que provoca la comedia de Juanma F. Pina, Los 100 hijos del presidente, con la que el director de la divertida Lavar, marcar y enterrar nos propone un nuevo «teatro del absurdo» para las noches off madrileñas.
Sólo les diré que hay entuerto. Y se origina en una consulta de Paula, una esteticién de Vallecas, con un vestuario imposible, que hace masajes de pies. Sobre la camilla, un joven donante de semen calidad Platinum que ha ido a desestresarse antes de dar el gran golpe de su vida, tiene un sueño en el que Paula frustra su plan. Muerto de miedo por no poder conseguir lo que tanto tiempo lleva preparando, llama a su compinche Verónica, la psicóloga del centro de fertilidad, y la convence de que su sueño puede hacerse realidad. Así, entre ambos, y con el tercero en discordia, Nico, un enfermero misógino que odia a la humanidad menos a Verónica, con la que tiene una tortuosa relación, toman una decisión para evitar que la hortera esteticién se meta donde no la llaman.
Y así comienza el conflicto, que no desvelaré, claro. Pero sí adelantaré que tiene un hilo común: una atracción fatal hacia México, una madre en silla de ruedas y sin una pierna obsesionada con la lucha libre, y una serie de personajes que a primera vista pueden parecer simples caricaturas, pero que si rascas un poco en ellos, ves que son como cualquiera de nosotros: seres humanos. Sólo que llevados al límite.
Paula arrastra tras de sí un pasado de abandono y supervivencia. Jorge muchas ganas de salir de su día a día, que le aplasta. Verónica es ambiciosa y manejanta. Nico odia su trabajo, su entorno y a los hombres. Si uno piensa un poco en sí mismo, ¿quién no ha vivido algo así?
En resumen: es una entretenida obra surrealista –para quien no le guste el género, quizá salga más desconcertado que divertido– protagonizada por Mario Alberto Díez, Álex Larumbe, Victoria Mora y Aixa Villagrán, que llenará sus noches de jueves de enchiladas, máscaras, fertilidad y mucho mucho «absurdismo» –en el mejor sentido de la palabra–.
★★★☆☆
Teatro Lara
Corredera Baja de San Pablo, 15
Callao
OBRA FINALIZADA