Lo escondido tiene que mostrarse
Evangelio del lunes de la 25ª semana del tiempo ordinario / Lucas 8, 16-18
Evangelio: Lucas 8, 16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entran tengan luz.
Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.
Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
Comentario
¿Qué es lo que tiene que destaparse? ¿Qué tiene que mostrarse? Lo que está escondido y es secreto es la divinidad de Jesús. Él es Dios, pero su carne cubre su aspecto glorioso. Su carne acerca a Dios a nuestra carne, hace a Dios como nosotros, pero precisamente por ello lo tapa: que Dios sea uno como nosotros hace que uno pueda creer o no creer que es Dios.
Pero eso escondido tiene que mostrarse, dice Jesús. Y lo hará en la cruz: su divinidad se muestra en la cruz. Porque su bondad se muestra en la cruz. Su amor infinito y eterno se desvela en la muerte por nosotros. Solo Dios, el Amor, puede morir por todos nosotros en la cruz. Así la cruz se vuelve luz que ilumina a todos. El amor extremo de Cristo en la cruz ilumina nuestras vidas dándoles sentido: nuestra existencia no se explica por si misma, y cobra sentido cuando ha sido escogida por el Amor.