Fue todo un número uno en las listas de éxitos de Reino Unido y en Estados Unidos llegó hasta la tercera posición en 1965, año en el que Elvis Presley publicó el tema religioso Crying in the chapel. Lo había grabado un lustro antes pero no vio la luz hasta entonces, ya que ni el propio Rey del rock ni el grupo The Jordanaires, que participaba en él, quedaron del todo satisfechos con el resultado. Estaban equivocados. Es una canción que a lo largo de la historia han grabado varios artistas como Mahalia Jackson, Bob Marley o Little Richard. El tema fue compuesto en los años 50 por un hombre del mundo del country llamado Artie Glenn, que se inspiró en una experiencia personal que vivió en la iglesia bautista Loving Avenue de la localidad texana de Fort Worth. Según contó uno de sus hijos, llamado Larry, el propio Artie sufrió un problema en la espalda del cual tuvo que ser operado. Y mientras estaba ingresado en el hospital negoció con Dios si este podía ayudarle a recuperarse. Una vez le dieron el alta, lo que hizo fue irse a rezar a la iglesia más cercana que tenía y, mientras estaba allí en la capilla, comenzó a llorar de la alegría. Esas lágrimas fueron presenciadas por el pastor del centro, y la cuestión es que tras aquella experiencia le vino la inspiración para esa misma noche acabar la melodía y el estribillo de la canción. La letra dice así: «Me viste llorando en la capilla. / Las lágrimas que derramé fueron lágrimas de alegría. / Conozco el significado de la satisfacción, / ahora estoy feliz con el Señor». Este tema fue grabado por otro hijo de Artie, Darrell Glenn, que estaba en la escuela secundaria y en 1953 decidió grabar una maqueta apoyándose en la banda de su padre, The Rythm Riders. Se hizo famosa entre las calles de Fort Worth primero y luego dio un pequeño salto a nivel nacional. Llevó a varios artistas jóvenes del momento, como June Valli o Rex Allen, a realizar sus propias versiones. Pero tanto fue gustando en el mundo de la música country que al poco tiempo otros cantantes más consagrados como Sister Rosetta Tharpe decidieron dar el paso llevándola al terreno religioso; o incluso la propia Ella Fitzgerald en su versión de jazz. Así hasta llegar a la más exitosa de todas, que fue la de Elvis Presley de los años 60; ya que, gracias a ella, fue una de las primeras canciones de la historia que recibió en 1979 un premio de BMI por superar el millón de reproducciones.