La paz en el valle de Elvis Presley - Alfa y Omega

Un 6 de enero de 1957, con el frío neoyorquino, un joven muchacho de la localidad de Tupelo, en el estado de Misisipi, era invitado al popular show televisivo de Ed Sullivan. Por allí pasaban los mejores. Multitud de americanos conocían ya la música que Elvis Presley cantaba debido a los movidos ritmos que rompían la costumbre de una sociedad un tanto conservadora. Era uno de los espacios más vistos, con una audiencia de más de 50 millones de personas frente al televisor. Desde el programa buscaban que esta voz rebelde acercase a la juventud alguno de sus temas, cuando de repente sorprendió a todo el país cantando un himno clásico espiritual de los años 30 que quiso dedicar a los refugiados húngaros que habían sido invadidos por la Unión Soviética tiempo atrás. Su infancia sumida en la pobreza hizo que su madre le acercase a la música religiosa para conseguir dotar de sentido una vida que parecía tener ciertas complicaciones. Aprendió mucho de un género como el góspel, que estaba en auge en aquellos tiempos, y que gracias a su devoción jamás abandonó a lo largo de su carrera. Tenía un motivo: se llamaba Gladys y era su progenitora.

La canción originalmente se compuso como There’ll be peace in the valley for me por parte del compositor evangelista Thomas Dorsey, aunque se alude a ella de forma cotidiana como Peace in the valley. Un tema que habla de cómo todos encontraremos la paz en algún momento de nuestras vidas. La primera versión conocida es la que hizo en 1939 la gran Mahalia Jackson, una referencia para Elvis. Era un apasionado de la música espiritual y de los ritmos de gente de raza negra como Fats Domino, BB King, James Brown o Big Mama Thornton. También de Arthur Crudrup, un músico que en los años 40 escribió el tema That’s all right, mama con el que Presley debutó en 1954. Es una canción que han grabado muchos artistas que han querido acercarse al góspel, como Sam Cooke, Johnny Cash, Dolly Parton o Little Richard. Aunque la versión más conocida recae sobre Red Foley en 1951, que fue una de las primeras de tinte religioso que vendió más de un millón de copias. Hoy en día ha quedado como parte del Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso estadounidense. Un antiguo himno cristiano que le enseñó su madre, a quien Presley siempre quiso rendir homenaje.