Director de Max y yo: «Buscamos que cada cual se sienta interpelado por este gran santo» - Alfa y Omega

Director de Max y yo: «Buscamos que cada cual se sienta interpelado por este gran santo»

«Ya nos han llegado testimonios de personas de todas las edades a las que les ha gustado y tocado su corazón», afirma el director de esta película sobre san Maximiliano Kolbe

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un fotograma de la película
Un fotograma de la película. Foto: Bosco Films.

«San Maximiliano Kolbe nos relata la historia de un sacerdote heroico que predicó con el ejemplo», afirma José Pablo Barroso, director de la cinta de dibujos animados Max y yo, que llega el próximo viernes a los cines de toda España. Cuenta la extraordinaria vida de este fraile asesinado en el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial.

Kolbe se ofreció voluntario para morir en sustitución del sargento polaco Franciszek Gajowniczek, padre de familia, que había sido condenado a muerte. Con todo ello, en la película «veremos la cercanía de la Virgen María con él y con todos nosotros, así como veremos la verdad de Jesús Eucaristía», señala Barroso.

La película, distribuida por Bosco Films, no es solo para niños, aunque se hizo en animación «para disminuir el nivel de violencia con la guerra y ver las dos dimensiones de la historia en el mismo plano: la temporal y la espiritual», cuenta el director de cine. «Sin embargo, es para toda la familia», añade, al tiempo que relata las críticas positivas y «los testimonios que tenemos de personas de todas las edades a los que les ha gustado y tocado su corazón» tras su estreno en México y Brasil.

Como argumento, la película está narrada desde la época actual, a partir de una conversación entre Gunter, un señor mayor y viudo que vive solo, y D. J., un adolescente rebelde y huérfano que busca su lugar en el mundo. También hay un niño travieso, Raymundo, que al conocer la historia de Kolbe termina convirtiéndose en sacerdote y cambia su nombre a Maximiliano María.

Como sucede con todos ellos, la película también formula al espectador interrogantes existenciales, como explica Barroso: «En varias ocasiones deslizamos la pregunta sobre qué haría Max en este u otro caso, con lo que buscamos que cada cual se sienta interpelado para responder a la luz de la vida de este gran santo».