LIV Campaña de Manos Unidas: No hay justicia sin igualdad. No más analfabetas, ni pobres, ni indignas - Alfa y Omega

LIV Campaña de Manos Unidas: No hay justicia sin igualdad. No más analfabetas, ni pobres, ni indignas

Manos Unidas presenta su Campaña contra el hambre 2013, centrada en el Objetivo de Desarrollo del Milenio sobre Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer. «Vamos a denunciar el círculo infernal en el que se encuentran las mujeres, que no tienen capacidad de modificar las estructuras injustas que aúnan tradición, cultura y falta de acción de los Gobiernos», afirma la presidenta, doña Soledad Suárez

Cristina Sánchez Aguilar
Cartel de la campaña de Manos Unidas. A la derecha: Brenda, con sus cuatro hijas, en el patio de su casa.

Diana tiene 8 años. Vive con Brenda, su mamá, y sus hermanas, Anabel, Cintia y Marisol, en una casa de ladrillo, en las afueras de Coca, una población de la provincia ecuatoriana de Orellana, en pleno Amazonas. Diana tiene cáncer, como consecuencia de beber, lavarse y jugar entre agua contaminada por las petroleras, que se han instalado a escasos metros de su casa. Brenda es colombiana, y aunque sus hijas han nacido en Ecuador, el sistema sanitario no cubre su enfermedad. Su padre sí es del país, pero está desaparecido. Por más denuncias que ha interpuesto a las petroleras, para que las indemnicen y poder pagar el tratamiento de Diana, deben haberse traspapelado, porque todavía está esperando una respuesta. Así que Brenda, que necesita dinero para curar a su hija, trabaja como camarera, hasta horas intempestivas, a kilómetros de su casa. Y cuando vuelve, ayuda con los deberes a las pequeñas. Ella es incombustible. Y tiene menos miedo. Hace unos meses, gracias a Manos Unidas y al Frente de Defensa de la Amazonía, en el patio de su casa hay una cisterna que potabiliza el agua. Al menos, sus otras tres hijas están a salvo.

Las pequeñas de Guayama San Pedro, una suerte de aldea con una veintena de casuchas repartidas por el frío páramo andino, ya pueden ir al colegio, aunque sólo sea los sábados y domingos. Durante la semana, ayudan a su familia en el campo, recogiendo altramuces que, luego, se tratarán para la venta en la planta de transformación que Manos Unidas y MCCH-CESA –una ONG local– han levantado, gracias al Programa Integral de Desarrollo de Comunidades Indígenas. «La educación de las niñas es fundamental para que salgan del círculo de pobreza», recalca Rubén Tapia, uno de los responsables técnicos del programa, «aunque, de momento, sólo acudan a clase los fines de semana».

Diana.

A pocos kilómetros de allí, a 4.000 metros de altitud, en la región del Quilotoa –un volcán muy famoso en Ecuador, cuyo cráter está cubierto de agua y bien parece una laguna–, un centro de artesanía recién estrenado acoge las maravillas que las mujeres llevan tejiendo desde pequeñas. Chalinas de vivos colores –una especie de mantón de lana, típico de la zona–, bufandas, gorros de lana de alpaca, guantes y todo tipo de prendas para combatir el frío de la sierra tienen su stand, para que el visitante fomente la economía de las familias. «Así, se da una salida al trabajo incansable de estas mujeres», señala Rubén.

Educación y una salida para que, con su propio esfuerzo y trabajo, puedan conseguir dinero para comer y sacar a sus familias adelante: ésta es la oportunidad que Manos Unidas, junto a las contrapartes locales, ha dado a algunas mujeres ecuatorianas. Así, ha logrado romper con varios de los factores que generan la desigualdad que padece la mujer en miles de lugares en el mundo. Ha roto con la pobreza y el hambre; ha roto con el analfabetismo –las niñas estudian en el colegio de fin de semana también en español, ya que la mayoría de las comunidades andinas sólo hablan quichua–; ha roto con la dificultad para acceder a los recursos naturales y al crédito, que impide el aumento de la productividad y de los ingresos de la mujer, y así ha roto con la discriminación en el acceso al trabajo.

El objetivo es trabajar por ellas

Trabajar por y para mujeres como Brenda y sus hijas, o las niñas de Guayama San Pedro, o las tejedoras de Quilotoa, es el objetivo de Manos Unidas, desde su fundación, y muy especialmente este año, con la campaña No hay justicia sin igualdad, basada en el tercero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer. Durante los próximos doce meses, Manos Unidas va a dedicar todo su esfuerzo a dar a conocer las circunstancias a las que se enfrentan millones de mujeres y niñas en el mundo, y va a denunciar «el círculo infernal en el que se encuentran esas mujeres, que no tienen capacidad de modificar las estructuras injustas que aúnan tradición, cultura y falta de acción de Gobiernos e instituciones», afirmó la Presidenta de Manos Unidas, doña Soledad Suárez, durante la presentación de la Campaña.

Lo que falta por hacer, en cualquier aldea africana, en el subcontinente indio, en Centroamérica…, es erradicar la falta de atención sanitaria, especialmente durante la gestación; es poner fin al abuso sexual y al tráfico de mujeres; es enseñar a las familias, para que no obliguen a sus hijas a casarse antes de cumplir la mayoría de edad. Es, en resumen, ayudar a construir un modelo de desarrollo cuyo centro sea la dignidad humana, independientemente de ser hombre o mujer. Manos Unidas propone «la colaboración entre el hombre y la mujer, como fundamento de un desarrollo verdaderamente humano, el cual se comprende como un proceso solidario que reconoce la verdad de cada persona», explican en la presentación de la Campaña; «hombre y mujer han sido creados para crecer y amarse, buscando el bien recíproco, construyendo unas relaciones más humanas, que engendran sociedades cada vez más humanizadoras».

Proyectos para 2013

En este 2013, la entidad tiene tres países calificados de preferentes de acción y atención para seguir trabajando. Uno es Honduras, donde 4 millones de personas sufren pobreza extrema, y la mayor parte de las tierras más fértiles están en manos de empresas internacionales para el cultivo de agrocombustibles. Otro es el Estado de Karnataka, en India, uno de los centros de violencia religiosa contra los cristianos y que cuenta con una alta tasa de VIH, debido a la ingente práctica de la prostitución. El tercero es el recién independizado Sudán del Sur, donde la delimitación de fronteras sigue sin resolverse, y hay miles de personas atrapadas sin acceso a comida, agua y servicios médicos.

Una joven ecuatoriana trabaja el campo, durante la semana, para ayudar a la economía familiar. El fin de semana va a la escuela.

Estos proyectos no serían posibles sin las aportaciones de miles de socios y colaboradores de Manos Unidas. Pero los datos de 2012 han estado marcados por la crisis, lo que, «para los más necesitados está suponiendo un verdadero calvario», recalcó la Presidenta. De hecho, los ingresos totales de la entidad disminuyeron, en 2012, un 7,2 % respecto a 2011, al ser drástica la disminución de la Ayuda Oficial al Desarrollo, que supera el 20 %. «Nos preocupa que se imponga el criterio de que la Administración sólo debe dedicar recursos al desarrollo cuando la economía va bien», denunció doña Soledad, en su primera Campaña como presidenta. «Señores políticos, las necesidades, más allá de nuestras fronteras, no solamente existen en períodos de bonanza, y lo que aquí es necesidad, en muchos países puede significar supervivencia», sentenció.

Por eso, como cada año, el próximo domingo, se realizará en todas las iglesias de España la colecta de Manos Unidas contra el hambre, junto a la oración y el ayuno que propone la entidad para mañana, viernes, con el Día del Ayuno Voluntario. Así, los españoles tendrán la oportunidad de aliviar el sufrimiento de millones de mujeres en el mundo.

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