León XIV en la catequesis jubilar: «La Navidad nos revela un Dios que nos involucra»

El tiempo de Adviento no es un período de espera pasiva, sino una invitación a participar activamente en la historia de Dios, ha afirmado el Papa León XIV en la mañana de este sábado, durante la catequesis jubilar. Recordando la primera venida de Jesús y preparándonos para su regreso, el Pontífice ha subrayado que la Navidad nos revela un Dios que nos involucra: «Esperar significa participar», ha afirmado.

Después del regreso de Cristo, ha profundizado según recoge Vatican News, «estaremos juntos para siempre. Con Él, con todos nuestros hermanos y hermanas, y con toda criatura, en un mundo finalmente redimido: la nueva creación».

Además de la primera venida de Jesús, hace 2.000 años, y la que esperamos en el futuro, la tercera venida de Jesús es la que ocurre en el presente. El Santo Padre le ha dedicado la mayor parte de su reflexión.

Involucrarse en los problemas y esperanzas

Tras un paréntesis en las catequesis por su viaje a Turquía y el Líbano, León XIV ha explicado que Dios se manifiesta en lo cotidiano y que los laicos tienen un papel central en reconocer su presencia y actuar con fe en medio del mundo. «No se trata de mirar desde fuera, sino de involucrarse en la vida, en los problemas y en las bellezas del mundo», ha dicho.

«La Navidad de Jesús nos revela un Dios que nos involucra: María, José, los pastores, Simeón, Ana, y más adelante Juan Bautista, los discípulos y todos los que encuentran al Señor son llamados a participar», ha enumerado en esta primera catequesis jubilar de Adviento. «Es un gran honor, ¡y qué vértigo! Dios nos involucra en su historia, en sus sueños».

León XIV ha apuntado que nadie salva al mundo solo, ni siquiera Dios. La verdadera esperanza del Adviento se vive participando juntos, caminando como «peregrinos de esperanza» hasta el regreso definitivo de Jesús.

El ejemplo de un joven italiano

En efecto, «el lema del Jubileo, Peregrinos de esperanza, no es un simple eslogan. Es un programa de vida: significa caminar y esperar, no con las manos cruzadas, sino participando», ha recalcado.

Para ilustrar esta enseñanza, el Pontífice ha recordado la vida de Alberto Marvelli, joven italiano del siglo XX, ingeniero y activista de la Acción Católica, que dedicó su corta vida a servir a los más necesitados durante la Segunda Guerra Mundial. Murió a los 28 años, pero su ejemplo muestra que «servir al Reino de Dios da alegría incluso en medio de grandes riesgos».

El Papa ha invitado a los fieles a reflexionar: ¿Estamos poniendo nuestros talentos al servicio del bien? ¿Actuamos con la perspectiva del Reino de Dios o solo nos quejamos? «Una sonrisa puede ser signo de la gracia que habita en nosotros», ha concluido.

«Dios no está fuera del mundo ni de esta vida: hemos aprendido a buscarlo en la primera venida de Jesús, Dios-con-nosotros, entre las realidades de la vida», ha concluido. «Hay que buscarlo con inteligencia, corazón y manos a la obra».