Las pensiones del Vaticano son insostenibles y el Papa pide corregir este «grave desequilibrio» - Alfa y Omega

Las pensiones del Vaticano son insostenibles y el Papa pide corregir este «grave desequilibrio»

«No se trata de decisiones fáciles», reconoce, y pide «sensibilidad, generosidad y voluntad» para alcanzar el déficit cero. Se encargará el cardenal Kevin Farrell

Rodrigo Moreno Quicios

El sistema de pensiones del Vaticano «actualmente es incapaz de garantizar a medio plazo su cumplimiento para las generaciones futuras». Así lo ha asegurado el Papa en una carta al Colegio Cardenalicio y difundida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede este jueves.

En respuesta a este desafío, Francisco ha nombrado al cardenal irlandés Kevin Farrell como administrador único del Fondo de Pensiones. Según el Pontífice, la elección de este purpurado —quien es además prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida— «representa un paso esencial para hacer frente a los retos a los que se enfrenta nuestro sistema de pensiones en el futuro».

Uno de los primeros objetivos para sanear las cuentas es alcanzar el déficit cero. Una meta que el Papa ha llamado a «perseguir con determinación para garantizar la sostenibilidad económica». Prevé que así la Santa Sede podrá imponerse frente a los «problemas graves y complejos que corren el riesgo de agravarse si no se abordan con prontitud».

El Santo Padre ha revelado que todos los especialistas que han examinado el estado de las pensiones vaticanas «han estado animados responsablemente por la preocupación de garantizar un modelo de seguridad social justo para la comunidad al servicio de la Santa Sede y del Estado». Ha recalcado además la importancia de «cumplir con la responsabilidad moral de proporcionar prestaciones dignas a quienes tienen derecho a ellas». Aunque siempre de manera realista y «de forma compatible con los recursos económicos disponibles».

Finalmente, adelanta que las reformas se implementarán «con prontitud, unidad de miras y urgencia». Según Francisco, para corregir este «grave desequilibrio», las medidas «ya no se pueden posponer» y amenazan con «aumentar con el tiempo en ausencia de intervención». Lo que está en juego es «una cobertura de pensiones adecuada para los trabajadores actuales y futuros en una perspectiva de justicia y equidad entre las distintas generaciones». Y para lograrlo, sabiendo que «no se trata de decisiones fáciles», pide «una especial sensibilidad, generosidad y voluntad de sacrificio por parte de todos».