Las conversaciones del Papa con israelíes y palestinos contadas por ellos
En la mañana del 22 de noviembre, el Papa ha recibido en Casa Santa Marta dos delegaciones de Tierra Santa que le han pedido la liberación de prisioneros de Hamás y el alto al fuego del ejército de Israel
Alexandra Ariev es israelí y en la mañana del 22 de noviembre se ha reunido con el Papa para pedirle ayuda para la liberación de su hermana Karina, actualmente en manos de Hamás. «Mientas sea rehén, cada hora que pasa es crítica para su supervivencia. Debe volver a casa, pero no en un ataúd sino viva para contar las historias de otras personas que han sido asesinadas», ha declarado en el Centro Judío Italiano de Roma a las 11:45, tras su visita al Papa. Ella es una de los doce familiares de israelíes secuestrados que han podido hablar a primera hora con Francisco antes de su audiencia general del miércoles. También ha hecho lo propio otra delegación de diez palestinos.
«Me gustaría agradecerle su tiempo para escucharnos. Sabemos que ha hecho muchas cosas [por las liberaciones] y que en el futuro hará más», ha afirmado la veinteañera sobre su encuentro con el Papa. Además, ha asegurado que tanto ella como los otros israelíes que la han acompañado «estamos en contra de la guerra y no queremos que se hiera a ningún niño en ningún sitio». «Hemos venido por nuestros seres queridos y ese es nuestro mensaje principal», ha recalcado.
Otra israelí, Rachel Goldberg, ha compartido también su confianza en que Francisco impulse la liberación de su hijo de 23 años, cautivo desde el 7 de octubre tras acudir al Nova Music Festival. «Cuando el Papa habla, el mundo escucha. A veces parece que no se han dado cuenta de que los rehenes son de 30 países, de edades entre los 9 meses y los más de 70 años, y que hay también musulmanes, árabes y budistas secuestrados», ha opinado Goldberg, quien ha definido los secuestros de Hamás como «una catástrofe humanitaria».
Y aunque ha celebrado la reciente decisión de Israel de declarar un alto al fuego temporal a cambio de la liberación de 50 cautivos, ha recordado que quedarían otros 190 a los que liberar, entre los que está su hijo. «Queremos que la Cruz Roja o cualquier organización del planeta vigile cómo están, cómo se los ha tratado y si están recibiendo los cuidados que necesitan. El Santo Padre tiene la influencia en el mundo para conseguirlo», ha apuntado.
El Papa, invitado a Gaza
Dos horas más tarde, Sherin Awad, una de las palestinas que se ha reunido con el Papa Francisco, se ha mostrado sorprendida en el Instituto María Santísima Niña (una instalación que la Iglesia ha cedido a la Embajada del país ante la Santa Sede) por el profundo conocimiento que Francisco tiene de Gaza. Es de dominio público que todos los días llama a un párroco argentino desplegado en el territorio. «Sabe que no hay agua, que la gente lleva usando agua salada desde hace más de dos semanas, que no hay electricidad ni medicinas y que no se respetan las necesidades básicas de los palestinos», ha asegurado Awad. Ella ha podido viajar a Roma porque tiene más libertad de movimientos al vivir en Cisjordania.
Por otro lado, Mohammad Halalo, quien vive en Bélgica y es musulmán y experto en informática, ha pedido ayuda al Papa «para acabar con el genocidio y conseguir una paz larga a la región». También lo ha invitado a Gaza; un viaje apostólico quizá no demasiado realista, pero que a Francisco le ha parecido «buena idea» y sobre el que ha confesado que «le gustaría hacer en cuanto la diplomacia lo permitiera».
Según el Ministerio de Sanidad palestino, en los 47 días que han transcurrido desde el 7 de octubre han fallecido un mínimo de 14.128 locales en Gaza, entre los que habría 5.840 niños y 3.920 mujeres. También se han producido 33.000 heridos de gravedad y ha aumentado en gran medida el número de palestinos prisioneros en cárceles israelíes, pasando en poco más de un mes de 5.400 a más de 7.000.