Las cárceles se sumaron en 2022 al Camino de Santiago y al Sínodo

Las cárceles se sumaron en 2022 al Camino de Santiago y al Sínodo

Según la Memoria 2022 del Departamento de Pastoral Penitenciaria de la CEE, 11.696 reclusos recibieron ayuda económica y 5.575 participaron en celebraciones

María Martínez López
Cárcel Soto del Real
Exterior de la cárcel de Soto del Real (Madrid). Foto: Guillermo Navarro.

El año pasado, dos iniciativas extraordinarias de la pastoral penitenciaria en España contribuyeron a hacer que los presos se sintieran parte integrante de la Iglesia. Así se refleja en la Memoria 2022, que el Departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española ha hecho pública este jueves. Una de ellas fue el Camino de Santiago Penitenciario, que permitió a 110 reclusos de 15 cárceles distintas peregrinar hasta Compostela, donde llegaron el 1 de octubre.

Ese día, además de los 100 voluntarios y funcionarios que los acompañaban, se unieron a ellos Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol y responsable de la Pastoral Penitenciaria en España, y el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz González. En la catedral de Santiago, participaron en la Misa del peregrino.

Por otro lado, 20 prisiones se sumaron a la fase preparatoria del Sínodo en las diócesis. Con el deseo de «llegar personalmente a las periferias» que reflejaba el vademécum sinodal, se elaboraron materiales propios sobre el tema Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. Con ellos, 773 personas privadas de libertad y 171 voluntarios valoraron cómo ven la Iglesia. En sus conclusiones, se marcaba la distinción entre la que ellos han conocido en la cárcel y la institucional.

158 capellanes y 2.191 voluntarios

Todo ello se suma a la labor ordinaria de la pastoral penitenciaria, que el año pasado mantuvo 1.065 programas para atender a los presos. Los proyectos se centraron sobre todo en el área social (590), seguida por el área religiosa (357) y por 118 iniciativas de asesoramiento jurídico.

Así, por ejemplo, 11.696 reclusos se beneficiaron de ayudas económicas, y 8.535 recibieron paquetes de ropa. Además, 5.575 participaron en las celebraciones religiosas en prisión. Por otro lado, se produjeron 517 encuentros y acciones formativas. Fuera de las cárceles, la Iglesia sostiene 85 casas de acogida para las personas que salen de permiso; en ellas se produjeron 3.086 pernoctas.

El director del Departamento de Pastoral Penitenciaria de la CEE, Florencio Roselló, indica que «detrás de cada dato hay vidas rotas, pero que hay que reparar; vidas caídas que hay que levantar, vidas truncadas que hay que enderezar, vidas machacadas que hay que restaurar, vidas presas que hay que liberar». De ello se encargan los 158 capellanes y 2.191 voluntarios que se dedican a esta labor.

«Nuestra razón de ser es la persona presa», afirma en la introducción de la memoria «No hay pastoral penitenciaria que no tenga como centro al hombre y mujer en prisión. Sus necesidades, sus preocupaciones, sus angustias son las de la Iglesia en prisión. Sus sueños, sus ilusiones, sus esperanzas también son las nuestras, las de la pastoral penitenciaria».