La voz del Magisterio
Queridos jóvenes, en vuestra vida diaria, no tengáis miedo de que Cristo se os acerque, como hizo con los discípulos de Emaús. En la vida personal, en la vida eclesial, el Señor os acompaña e infunde en vosotros su esperanza. Cristo confía en vosotros, en que seáis responsables de vuestra existencia y de la de vuestros hermanos, del futuro de la Iglesia en el Líbano y del futuro de vuestro país. Viva la paz. Hoy y mañana, Jesús os invita a dejar vuestros senderos para seguirlo a Él, unidos con todos los fieles de la Iglesia católica y con todo el pueblo libanés… La riqueza del Líbano sois vosotros, que tenéis sed de paz y fraternidad, y que anheláis comprometeros cada día en favor de esta tierra a la que estáis profundamente vinculados. Con vuestros padres, educadores y todos los adultos con responsabilidades sociales y eclesiales, estáis llamados a preparar el Líbano del futuro, para hacer de él un pueblo unido, con su diversidad cultural y espiritual. El Líbano es una herencia llena de promesas. Esforzaos por adquirir una sólida educación cívica y moral, para ser plenamente conscientes de vuestras responsabilidades en la reconstrucción nacional. Uno de los elementos que contribuyen a la unidad en el seno de una nación es el sentido del diálogo con todos los hermanos. En vez de alejar a las personas unas de otras, esta actitud fundamental de apertura es uno de los elementos morales esenciales de la vida democrática y uno de los instrumentos esenciales del desarrollo de la solidaridad, para rehacer el entramado social y para dar nuevo impulso a la vida nacional… La iglesia en que nos encontramos está situada en la cima del monte: la pueden contemplar fácilmente los habitantes de Beirut y de la región, y los visitantes que llegan a vuestra tierra. Del mismo modo, ¡ojalá que también vuestro testimonio sea para vuestros amigos un ejemplo luminoso! No olvidéis vuestra identidad cristiana y vuestra condición de discípulos del Señor. Es vuestra gloria, vuestra esperanza y vuestra misión.
Discurso a los jóvenes, en el santuario de Harissa. Viaje a Beirut, Líbano (1997)