Ya es lugar común que la España postfranquista es uno de los pueblos menos patriotas del planeta, en los que todo el mundo suele ser patriota, si no se demuestra lo contrario. Unos, porque se liberaron un día de alguna potencia extranjera. Otros, porque son o fueron potencias políticas o culturales: China, Japón, Estados Unidos de América, Rusia, Francia, Reino Unido, Turquía, Irán, Grecia, Italia, Holanda, Portugal, Dinamarca, Austria… Y todos, porque lo natural y cultural es conocer bien y amar mejor el país en que se vive.
Grecia, pueblo de patriotas como Homero, Esquilo o Sócrates, inventó la palabra universal, traducida a las principales lenguas: patriá (descendencia paterna), de patér (padre), y patriotés (el que tiene amor a la patria).
A nuestro Miguel de Unamuno, gran patriota español, le gustaba mucho unir patria con matria y con fratia, lo que sería el perfecto patriotismo-matriotismo-fratriotismo (esto lo invento yo), porque paternal, maternal y fraternal es todo patriotismo que se precie.
Desde tiempo inmemorial, el patriotismo es una virtud cívica por excelencia, que los maestros antiguos la hicieron parte de la piedad para con los dioses o Dios, la familia y la comunidad. Pienso que, si en algunos ambientes cambiáramos patria por comunidad, se entendería todo mucho mejor. ¿Todo por la patria? A muchos les sonará mal. ¿Todo por la comunidad? Qué maravilla, qué heroicidad.
Pues patria no es más que la expresión afectiva, entrañable, de lo que llamamos geográficamente país, históricamente nación, política y jurídicamente Estado. Patria es la comunidad conocida, querida y sentida.
Se han dicho muchas necedades sobre la patria: que los obreros no tienen patria (como si fueran los bordes de la Humanidad); que patria no hay más que una; que patria es igual a guerra…
Dejémonos de historias. Yo, por ejemplo -que es lo más cerca que tengo-, me entiendo, me quiero, me siento (¡no sólo me siento!) patriota de este bello planeta azul, parte del universo: patriota universal y mundial ante todo, como ser humano. Y patriota europeo de Europa entera, madre de muchas patrias, y de la Unión Europea. Y patriota español, de esta España nuestra. Y patriota navarro, de esta Navarra real, una y plural como todo lo real. Y patriota de la ciudad donde vivo y del pueblo donde nací y viví un tiempo.