La subida del salario mínimo no garantiza llegar a fin de mes
Los trabajadores, las entidades sociales y los empresarios creen que los salarios deben aumentar, pero el incremento «tiene que ir acompañado de otras medidas», principalmente relacionadas con la vivienda, aseguran desde Cáritas Española
El pasado 14 de febrero, el Consejo de Ministros aprobó una subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 1.080 euros brutos mensuales en 14 pagas —15.120 euros brutos anuales—, lo que supone un incremento del 8 % respecto a la cuantía en la que estaba fijado anteriormente y del 47 % en los últimos cinco años. La medida, además, tiene efecto retroactivo desde el 1 de enero de 2023. Según los datos del Ministerio de Trabajo, el incremento beneficiará a dos millones y medio de personas, lo que supone, según el Banco de España, el 10 % de la población asalariada. Entre ellas se encuentra Miguel, un trabajador del sector de la seguridad que prefiere no revelar su apellido. «Cualquier subida es bienvenida cuando uno tiene un salario tan bajo», indica a este semanario. A pesar de todo, Miguel confiesa que solo con el SMI no le llega para vivir: «Nosotros somos cuatro y alcanzamos el final del mes gracias al salario de mi mujer».
La situación, además, se ha agravado desde que hace un año, el 24 de febrero de 2022, estallara la guerra de Ucrania. «Desde entonces, los precios están disparados. Mira la gasolina, está por las nubes», afirma. Incluso hay cosas que ha tenido que dejar de comprar. «Antes, por ejemplo, tomaba un producto contra el colesterol y ahora ya no lo hago». En este contexto, Miguel asegura que el salario mínimo debería subir todavía más. «Lo que no puede ser es que los que echamos las horas cobremos lo mínimo». Los empresarios, «lógicamente», tienen que «ganar dinero y eso está muy bien; es necesario», pero hay que tener en cuenta que «no podrían hacerlo si no estuviéramos nosotros trabajando a destajo», concluye.
Los empresarios coinciden, en parte, con el planteamiento de Miguel. «Sí, estamos de acuerdo en que deben subir los salarios», asegura a Alfa y Omega Lorenzo Amor, presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) y vicepresidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Su propuesta, sin embargo —la que le hicieron al Gobierno—, era más moderada. «Teniendo en cuenta la inflación prevista y lo que han subido los salarios de los empleados públicos, habíamos propuesto un incremento del 4 % y no del 8 %», agrega. Según Amor, lo que se ha aprobado es «pan para hoy y hambre para mañana», pues los trabajadores van a ver entre 80 y 100 euros más en su nómina, pero los autónomos empleadores «están ya muy al límite». Y continúa: «Es posible que se vean obligados a bajar horas de contratos o a no realizar nuevas contrataciones, ya que esto añade más costes laborales en unas pequeñas empresas muy castigadas».
Pobres con trabajo
A Raúl Flores, coordinador del equipo de Estudios de Cáritas Española y secretario técnico de la Fundación FOESSA, no le sorprende la disposición de la CEOE a subir el SMI manifestada por Lorenzo Amor en este reportaje. La entidad caritativa de la Iglesia, especializada en la integración laboral de personas vulnerables, trabaja habitualmente con el sector empresarial. Con tal bagaje, afirma que «hay una mayoría de empresarios que tienen muy claro su papel social relevante en mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y que asumen su parte de responsabilidad».
El caso de Miguel, paradigmático de lo que está ocurriendo en España en la actualidad —donde la integración social ya no la marca tener o no un trabajo, sino tener uno digno—, tampoco le es extraño a Cáritas. De hecho, «más de la mitad de las familias que atendemos son gente que está trabajando, pero que aun así no alcanzan unas condiciones básicas para vivir dignamente», advierte el coordinador, que, entre las causas, señala la inflación. Antes de la crisis de los precios, «una familia que ingresaba menos de 1.500 euros dedicaba 61 de cada 100 a básicos como la vivienda, los suministros, la alimentación y el transporte». Esa misma familia ahora tiene que dedicar 82 euros. «A día 4 de cada mes una parte importante de la sociedad ya no tiene dinero para seguir adelante», sentencia.
Desde la entidad caritativa de la Iglesia señalan, para atajar el problema, la necesidad de trabajar en varios ámbitos al mismo tiempo. Según Flores, es necesario subir el salario mínimo interprofesional, pero esta medida tiene que ir acompañada de otras para lograr la integración social de los trabajadores pobres. La más importante, la «decisiva», matiza Raúl Flores, tiene que ver con la vivienda. De hecho, «si no somos capaces de generar una política de vivienda distinta de la actual, nunca vamos a conseguir que las familias lleguen a fin de mes».
Los obispos españoles se reunieron recientemente con los sindicatos CC. OO. y UGT y con la organización madrileña de empresarios CEIM–CEOE. El objetivo era «abordar la grave situación de pérdida de salud y las muertes que se dan en el mundo del trabajo», subrayó la CEE en un comunicado. Las estadísticas confirman esta preocupación, pues durante el año 2022 hubo un total de 1.196.425 accidentes en el entorno laboral. De entre todos ellos, 826 fueron mortales, un 17,2 % más que el año anterior y 631.724 se saldaron con la baja —temporal o definitiva— de la víctima, lo que representa un 10,4 % más que en 2021.