Día de las Trabajadoras del Hogar: «Valoremos a las personas que cuidan de nosotros» - Alfa y Omega

Día de las Trabajadoras del Hogar: «Valoremos a las personas que cuidan de nosotros»

Cáritas denuncia la vulneración de derechos de las empleadas del hogar y demanda especialmente su acceso a la prestación por desempleo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
«Las familias deben ser conscientes de la responsabilidad de introducir una persona de confianza en su casa», dice María Pacheco. Foto: María Pazos Carretero.

Con motivo de la celebración el 30 de marzo del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, Cáritas Española ha reclamado el aumento de su nivel de protección social. Concretamente, demanda «un reconocimiento de la relación laboral a través de contratos dignos, e igualdad en salarios, horas, vacaciones» según el convenio de su sector, así como el acceso a la prestación por desempleo, algo que la normativa española todavía no contempla.

«En este sector predomina un perfil de personas en situación de exclusión o de vulnerabilidad, que además de ello tienen que ver cómo se vulneran muy frecuentemente sus derechos», afirma María Pacheco, coordinadora del Programa de Empleo de Cáritas Coria-Cáceres.

Para Pacheco, esta actividad se enmarca «en la economía sumergida», y se asocia a «mujeres que por su baja cualificación se considera que no pueden trabajar en otro sitio», lo cual da pie a «abusos laborales».

Más de 518.800 personas trabajan como empleadas de hogar en España.

Solo 378.805 están afiliadas a la Seguridad Social.

El 30 % no tiene contrato.

El 95 % son mujeres y la mayoría de origen extranjero.

Entre ellos, Pacheco cita que muchas veces no se las hace un contrato y no se las da de alta en la Seguridad Social. Además, no disfrutan de vacaciones pagadas ni de dos pagas extra al año, amén de no tener derecho a cobrar el paro cuando finaliza la relación laboral, y tampoco se les suele pagar de acuerdo al salario mínimo interprofesional.

La situación se agrava en el caso de las empleadas internas, puesto que no se les suelen dar los fines de semana libres y no disfrutan del descanso diario que marca el convenio de su sector, por lo que a veces parece que su trabajo es de 24 horas al día.

Si a esto se añade que «es un sector muy feminizado, con muchas mujeres inmigrantes, que trabajan solas en las casas y no tienen conciencia de sus derechos», la situación de vulnerabilidad aumenta.

En contrapartida, Cáritas desarrolla programas de empleo como el Proyecto Pinzas que lleva adelante la institución en Coria-Cáceres. «Aquí tenemos una escuela de trabajadoras del hogar totalmente gratuita en la que aprenden a mejorar sus capacidades en cocina y en el cuidado de mayores y de niños, por ejemplo, además de recibir formación en sus derechos laborales», afirma María Pacheco.

«Han dado lo mejor en la pandemia»

«La experiencia con estas mujeres durante el confinamiento fue muy positiva dentro de la situación», explica María Pacheco, coordinadora del Programa de Empleo de Cáritas Coria-Cáceres. En los meses más duros del confinamiento recibieron multitud de llamadas de familias que demandaban una persona que acompañara a sus familiares mayores que estaban en casa solos: «Nos llamaban muy angustiados, y nosotros pudimos cubrir esa necesidad y dar trabajo a muchas mujeres.

Durante este tiempo, ellas «dieron lo mejor de sí mismas, porque decidieron confinarse en casa y no salir para nada, y así no contagiar a los mayores que atendían. Hicieron un esfuerzo considerable y fueron muy valientes. Les debemos mucho», atestigua Pacheco.

El objetivo es «profesionalizar este sector, que las mujeres se sientan empoderadas y sepan cuáles son sus derechos y sus deberes», añade.

Así, cada año, pasan por la escuela de diez a 15 mujeres, y al salir el 100 % encuentra un trabajo gestionado por la bolsa de colocación de Cáritas, «un empleo de calidad supervisado por nosotros, con todas las garantías laborales».

A esta labor se añade la concienciación de la sociedad, para que las familias «sean conscientes de la responsabilidad que asumen introduciendo una persona de confianza en su casa, con sus hijos y sus mayores –señala Pacheco–. El mundo de los cuidados nos afecta a todos, porque todos tenemos hijos y padres. Si valoramos realmente nuestro hogar tenemos que valorar también a todas estas personas que cuidan de nosotros y de nuestros hogares».