«La sinodalidad es un tema del Concilio Vaticano II», del que se cumplen 60 años - Alfa y Omega

«La sinodalidad es un tema del Concilio Vaticano II», del que se cumplen 60 años

La Secretaría del Sínodo conmemora la apertura del Concilio el 11 de octubre de 1962. Fue en su seno donde, en 1965, san Pablo VI instituyó el Sínodo de los Obispos

Redacción
El Papa Pablo VI durante la celebración de una sesión del Concilio Vaticano II, en la basílica de San Pedro del Vaticano, en 1963. Foto: CNS.

El Sínodo es una de las «herencias más valiosas» del Concilio Vaticano II. Con estas palabras del Papa Francisco en 2018, la Secretaría del Sínodo comparte su alegría por el 60 aniversario de la apertura del Concilio, que se celebra este martes. No en vano, recuerda, el Sínodo de los Obispos fue instituido por san Pablo VI el 15 de septiembre de 1965, al inicio de la cuarta sesión del Concilio.

Con él se pretendía y se pretende «prolongar, en la vida y en la misión de la Iglesia», el estilo conciliar, y «fomentar en el pueblo de Dios la apropiación viva de sus enseñanzas». Esta tarea, lejos de estar agotada, es «un proceso continuo, en algunos aspectos todavía incipiente».

Desde el inicio, «la savia vital del Concilio» ha impregnado todas sus asambleas. En ellas, se han «profundizado» sus enseñanzas y se ha favorecido su inculturación. También se ha abierto su «potencialidad frente a nuevos escenarios». Así, «al servicio del Concilio», el Sínodo ha contribuido a «renovar el rostro de la Iglesia, en una fidelidad cada vez más profunda a la Sagrada Escritura y a la Tradición viva y en una escucha atenta de los signos de los tiempos».

La sinodalidad, un tema conciliar

No queda exento de ello el actual proceso sinodal, dedicado a la Sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia. Aunque el concepto de «sinodalidad» no se encuentra en los documentos conciliares por ser de reciente acuñación, «es en todo momento un tema del Concilio». En particular, la teología del pueblo de Dios, que como afirma la constitución Lumen gentium tiene «la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo».

«Comunión, participación y misión», las tres palabras clave del proceso sinodal, «son palabras eminentemente conciliares», afirma el comunicado de la Secretaría del Sínodo. «La Iglesia que estamos llamados a soñar y construir es una comunidad de mujeres y hombres unidos en comunión por la única fe, por el común Bautismo y por la misma Eucaristía, a imagen del Dios Trinidad: mujeres y hombres que juntos, en la diversidad de ministerios y carismas recibidos, participan activamente en la instauración del Reino de Dios, con el afán misionero de llevar a todos y a todas el testimonio gozoso de Cristo, único Salvador del mundo».

Como ya subrayó Benedicto XVI en 2008, «la dimensión sinodal es constitutiva de la Iglesia: consiste en reunir a personas de todos los pueblos y culturas para hacerse uno en Cristo y caminar juntos hacia Él». En el mismo horizonte, el Papa Francisco, al conmemorar el 50 aniversario de la institución del Sínodo en 2015, afirmó que el camino de la sinodalidad, «dimensión constitutiva de la Iglesia», «es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio».