La ruptura de la familia, el primer problema de hoy - Alfa y Omega

La ruptura de la familia, el primer problema de hoy

Redacción

«La ruptura de la familia es el primer problema de la sociedad contemporánea», ha dicho esta semana el arzobispo Vincenzo Paglia, pemfresidente del Consejo Pontificio para la Familia, en un encuentro con la prensa, para hacer balance del Encuentro Mundial de las Familias, de Milán, hablar del próximo Encuentro de 2015, en Filadelfia, y anunciar varias iniciativas del Consejo Pontificio, como la presentación, en las sedes de las Naciones Unidas de Nueva York y Ginebra, de la Carta de los Derechos de la Familia, un congreso internacional en Roma de abogados católicos y una peregrinación de las familias a la tumba de San Pedro en octubre.

Monseñor Paglia aludió a encuestas en Italia y Francia, que muestran que una abrumadora mayoría de jóvenes quieren un matrimonio para toda la vida, aunque, después, «esta verdad profunda que marca tan radicalmente la vida humana es como si fuera apaleada por una cultura contraria», al precio de rupturas que desgarran vidas personales y «pagan, sobre todo, los niños (nacidos y no nacidos), los ancianos, los enfermos». En esta situación, la Iglesia «siente la necesidad de ayudar» a la sociedad «a redescubrir el valor de la familia».

Por otro lado, en una alusión a los intentos de redefinir legalmente el matrimonio, el arzobispo reconoció que, «en las diversas épocas históricas, ha habido cambios, incluso profundos, en la institución familiar, pero nunca se había abandonado su genoma, su dimensión profunda, es decir, ser una institución formada por hombre, mujer e hijos». Las palabras del presidente del Consejo Pontificio para la Familia se producen cuando el debate sobre el llamado matrimonio homosexual llega al momento decisivo en Francia y en el Reino Unido. En el primer caso, hay nuevas manifestaciones previstas el domingo, mientras que el nuevo Primado anglicano, Justin Welby, cuyo nombramiento es oficial desde el lunes, ha reafirmado su intención de dar la batalla por el matrimonio junto con la Iglesia católica, que hasta ahora ha llevado la iniciativa. Muchos miembros del Partido Conservador han trasladado su malestar al Primer Ministro.